Con doble rasero. Educación en el amor romántico (me refiero a la ilustración amarilla) y en la formación de jerarquías entre personas por edad, totalmente contradictorio.
O sea, ¿puedo tener una personalidad propia (que no ponga en cuestión tu supremacía sobre mí) cuando TÚ lo digas? Jodo. Fíjate qué bien, pedir después una ciudadanía crítica.
Y es que hay adolescentes que nunca se han rebelado, de 17 años y más. ¿Lo sabíais?.
El efecto de la paternidad en las mujeres es convertirlas en hombres: dependientes, pasivas, abocadas a las tareas domésticas embrutecedoras, simpáticas, inseguras, ávidas de aprobación y de seguridad, cobardes, humildes, respetuosas con la autoridad de los hombres, cerradas, carentes de reacciones, medio muertas, triviales, estúpidas, convencionales, insípidas y completamente despreciables. La Hija de Papá, siempre tensa y temerosa, sin capacidad analítica, sin objetividad, valora a Papá y a los demás hombres con temor (respeto). Incapaz de descubrir el vacío tras la fachada distante, acepta la definición masculina del hombre como ser superior, y la definición de la mujer, y de sí misma, como ser inferior, es decir, como hombres, eso que, gracias a Papá realmente es.
La Hija de Papá, pasiva y cabezahueca, deseosa de aprobación, de una palmada en la cabeza, del respeto del primer montón de basura que pasa, deja reducirse fácilmente a la categoría de Mamá, estúpida suministradora de consuelo para las necesidades físicas, respaldo de los cansados, paño para frentes simiescas, aliciente para el ego mezquino, admiradora de lo despreciable: una bolsa de agua caliente con tetas.
VALERIE SOLANAS, Manifiesto SCUM
Citar a Valerie Solanas, sin introducir previamente el texto entero, su visión andro/ginecológica, la sociedad en que se mueve (que en parte es particular y diferente, pero en parte está muy encontrada con la nuestra)… es por desgracia complicado porque se la ha maltratado mucho. Y es que el Hombre es el macho con una ridícula pluma heterosexual, que necesita probar que es un hombre (no vaya a ser un marica). Son aquellos misóginos que han creado y reproducen las segmentaciones más horribles y opresivas para estar a la cabeza, para sentirse mejor… que aman las jerarquías, (parafraseando a Virginia Woolf) ser Napoleón o Mussolini y desayunar al lado de alguien que les hace parecer como el mínimo el doble de grandes. El hombre para ella es un lisiado emocional: no sabe manejar lo que pasa por sí mismo: en vez de llanto, en vez de observarse para entenderse y ayudarse, suelta violencia. Como aquellxs p/madres, compañerxs que te hacen bullying, pareja loca… que agreden a quienes cuidan porque no saben argumentar, porque se sienten impotentes ante ello… y poseen más fuerza. El hombre instrumentaliza, <<es un egocéntrico total, un prisionero de sí mismo incapaz de compartir o de identificarse con los demás, incapaz de sentir amor, amistad, afecto o ternura>>. Puedo explayarme más, pero para eso está su manifiesto, y no me apetece hacer ahora comentarios de texto. Bueno, en esta clasificación, están también las personas como las que citaba Simone de Beauvoir, aquella escritora que quería aparecer, no entre escritoras, sino entre varones, puesto que para ella ellos eras quienes tenían valor y ella reclama ser una de ellos, no de ellas. La-mujer misógina, que encima se convierte en un opresor, abandonando el cuidado, la empatía, la sororidad. La que se ha liberado de sentarse con las piernas demasiado juntas o cruzadas, y no contenta con ello, decide acaparar tanto como un macho, o sea, todo lo que llegue. Aquellas romanas que se liberaban algo más, pero sin molestar al machismo y paternalismo de su tiempo.
Hablando de robar sitio a otras personas espatarrándose a niveles de estar tú solx en el sofá de tu casa de cualquier manera, una de mis estrategias para que el tirillas imbécil que me quita la mitad del asiento en el bus es tomar mi espacio sin pedir permiso, sin molestarme en dirigirle la palabra porque, en fin, paso de molestarme tanto. Alicia Murillo tendrá la paciencia de explicarles por qué está feo lo que hacen, y me parece necesario. Yo no tengo esas ganas, al menos, no siempre, y esta estrategia gestual me parece poderosa.
Debe estar conectado para enviar un comentario.