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  • Bragas mojadas: Varias
  • Orgasmos no causados por mis manos: Muchísimos. La mayoría, los mejores, sentada junto a un molino antiguo a campo abierto a las cinco de la tarde. ¡Ahí sí que se lee tranquila!
  • Poética Fortún (#poéticagloriafortún): Celestial.
  • Dispositivo generador de escritura: Sí.
  • Agradecimiento por su existencia: Mazo.
  • ¿Considero, como una compañera de escritura, que la autora va a ligar?: Me sorprendería que no lo hubiera hecho todavía.
  • ¿Quiero volver a tener vida sexual solo por probar lo que he leído en esta novela?: A ver, «solo por» es una exageración. Pero resulta excitante y parece llamativo. Por mí, probaría lo leído.

Roja Catedral es una mezcla de géneros: novela, poesía, manifiesto de escritura, deseo y modos de vivir. Contiene una gran carga de erotismo lésbico, de distintas sensaciones de pérdida (o de estar perdida). La protagonista, Cielo, pertenece a un grupo de poetas forajidas que buscan construir un nuevo mundo en medio de una distopía de polvo y ciudades apagadas. Se nota mucho la prioridad que estas dan a la escritura, a crear mundo a partir de tener el corazón junto a la mesilla de noche, como diría Fortún en «Todas mis palabras sonn azores salvajes». Buscar, desde la sinceridad con una misma y el propio cuerpo, ir adonde esto lleve a la protagonista.

Yo en mi vida me he servido de algún que otro consejo de sabias (mujeres, varias de ellas lesbianas, de entre mi edad y 20 años más) a las que he expuesto situaciones varias en que me iba viendo. Ellas me han aconsejado «Por aquí no», «Esto es un berenjenal y, conociéndote, te va a doler», etc. He actuado en consecuencia y me he salvado de campos de minas. Pero hay veces que quieres soñar que persigues a una persona desconocida que parece peligrosa o cualquier otro sendero que sabemos de antemano que es poco recomendable, y hacerlo en modo tabla rasa, sin juzgar, sin predecir. Hay veces que quieres saltarte las recomendaciones porque ahí hay algo con chicha llamándote. Ser coherente tiene ese lado bueno de que no te vas a quemar teniendo affairs con el fuego (otra expresión de Fortún: mañana te veo es affair con el fuego, aunque ella lo decía en otro contexto). Pero no me digas que no es interesante adentrarse en qué le pasa a un personaje que decide no tener un consejo de sabias, que opta por no atender a nadie más que a su cuerpo… La lectura es apasionante y cada personaje aporta poderosas enseñanzas de escritura que te arraigan, tomadas seriamente, hacia senderos que no es fácil transitar pero que por ello merecen la pena.

Es un libro muy recomendable y he visto que en algunas de las plataformas de Ebiblio han adquirido algún que otro ejemplar. ¡No os lo perdáis!

Portada del libro. Si lo tenéis en papel, no os perdáis las falsas guardas. ¡Están diseñadas maravillosamente!

Para L.

Yo escucho, compañera, tu vindicación expresarse

y hago eco de ella, pues entonces me hice a un lado

y pensando después al respecto, tú has crecido:

sabes defenderte y responder a los cazadores-opresores.

Respondes desde ti a quienes te quisieron suya.

Eres resplandeciente y viva: respondiste tú, me gusta cuando eres tú. Sincera contigo misma eres capaz de mil cosas.

No hay quien no vea esto y no reconozca lo mucho que has avanzado.

Me vuelves loca

Me vuelves loca. Pero, en tu defensa, yo nunca estuve muy cuerda. Mis ligaduras no son muy convencionales, y por mucho que me plazca y espante contenerme, soy algo desatada, algo insurrecta.

Tus barroquismos contra mis tímpanos a este lado de la pantalla me frotan el bulbo raquídeo.

Las sinfonías contrasonoras me llenan de curiosidad.

Maldita mi manía de erotizar la autoridad. Nos ensueño jodiéndonos, reacreditándonos, desacreditando las vestiduras y el aura que acompaña incluso a la uña que te has cortado, al pelo que me he arrancado. Me dan ganas de que me pises el cuello y caminen tus narices sobre mi pie.

Devórame e inventa una antifonía con mis huesos, membranas, cartílagos, tendones, líquidos, viscosidades.

Dispérsame, mándame por correo a cada aldea abandonada y okupada del mundo: quiero difuminarme entre los árboles, pacificarme en cada soplo de viento (sea este huracanado o asfixiantemente ausente. Sea seco o borrascoso).

Quisiera clavarme acuchillantemente fría contra tu piel, adentrándome hasta sonrojarla con los zig zags de este oscilante pulso. Deseo que compartamos el aire hasta que no sea ni tuyo ni mío. Volvamos la propiedad y la identidad en un absurdo (¿un aire común para un mundo común?)

Desángrame y aliña tu día conmigo hasta que cada cual se vaya, saciada y libre, por su lado.

Destrocemos nuestros monstruosos seres para reunirlos en una inédita antología que releamos, reolfateemos, repasemos, desencuadernemos… en nuevas y preciosísimas abyecciones.

Dame la mano, toma la mía. Hechicemos cada tiempo, cada compás, cada pulso. Y como dice Hada Ayla, ya no seremos las mismas.

Ráyame con tu saliva, sobreexpongamos heréticamente las premeditadas magnetofonías, perdámonos como grabaciones antiguas dadas vuelta, obstruye mi conducto auditivo con tu nuez, atráeme con el imposible silencio de nuestro respirar y nuestros corazones.

 

[Este poema se publicó en el fanzine Rollo Bollo, editado por primera vez en julio de 2018 por el Colectivo Outsiders]

Pistacheros

Es la antirrepanocha: nuestros labios se cosen en un vacío que parece legitimar su lectura de Hélène Cixous. Nuestra fluidez se estanca.

O bien entra en ebullición: la autoestima nos falla, el maldito terror a disidir en la lectura– cuando son ellos/as quienes la leen mal– acalla: no hay ganas de discutir con necios que no entienden.

Ocupan la palabra quienes deberían callarse la boca: mansplaining. Unos minutos más tarde parecerá que entienden del plural con un profesor falogocéntrico. Debe ser eso de que la forma importa más que el contenido. En un pentagrama falocrático, cualquier mierda suena bien.

Y estoy cabreada, así que lo voy a soltar todo: sus voces resuenan tanto que se dan la razón sin tener razones, se aman y reconocen sin saber leer.

Parecía un Q/A, y ese no era nuestro papel: era dinamizar la jodida sesión, y moderarla. Todo el mundo debía haber leído el texto.

¿Que es difícil? Lo relees. Releerlo te cuesta menos que hacer lecturas para la asignatura del profesor «vamos a leerlo todo sin retener nada»

¿Que es ceder tu jodido espacio –que ni siquiera es tuyo, que estás usurpando y robando a tus compañeras– y dejar de escuchar tu pistachera voz que articula palabras que para como están escogidas daría igual que recitases la lista de la compra? Mentira: no daría igual, pues ahí se haría patente que no tienes ni idea y de que hablas por hablar.

Lo que más rabia me da es que os den y os deis crédito. Y que vuestras presencias acallen: pues no vais a entender lo que ellas digan; ellas, extrañas, imprevistas, imprevisibles, saben que hablar es romper un orden con el que no encajan. Que ellas  y vosotros habéis leído textos muy diferentes.

Y encima será la mala lectura la que prevalezca.

 

Hablan. Hablan. Hablan. Hablan.

Hombres hablando. Hombres escribiendo.

Todo el tiempo

A veces sin sentido. Frecuentemente sin sentido.

Se equivocan constantemente.

Y equivocarse está bien.

Errar es humano.

Y nos aterra errar

Ser juzgadas quizás es el pan de cada día.

Da igual que no hablemos

Pero no podemos ausentarnos

El mundo es más pobre sin nosotras

El mundo es más pobre sin nuestros errores.

Porque del errar se aprende. Del errar se crece.

Se llega a una mayoría de edad que es la nuestra

de la de nadie más.

De errar nos conocemos. Y conocemos a otras.

De errar dejamos de imperar e imponer.

Y sé que esta oda errorista puede sonar a imperativo. No es lo que quiero: esta interpretación surge porque yerro al escribir.

No quiero obligar a nada a nadie

Quiero que seamos libres

Al escribir, al escribirnos,

Al manifestar, al compartir, al callar.

Y que no nos arrepintamos

aunque al final del error no podamos encontrar otra salida distinta del arrepentimiento.

Compañeras: Nos queda vida para inventar tentativas,

queda esperanza, tiempo para rectificar, para desarrollarnos, para tejer alianzas.

Yo no sangro purpurina. Yo no sangro más que sangre.

Y fluidos que nadie me ha enseñado a nombrar, y que con la visibilización de las ciberactivistas voy identificando

(a ver si en el taller de autocoñocimiento aprendo a decirlos).

Discerniendo que no todo es sangre,

reclamando el amor a la fluidez (que diría Irigaray),

descubriendo cómo se puede pasar

de lo individual

a lo colectivo

sin imponer, sensibles a las experiencias,

enemigas de la censura.

Yo no sangro purpurina. Pero solo nos da asco la sangre menstrual

que no es solo sangre lo que se ve.

Es diversidad

y no la genera la violencia.

Y no me hace más mujer,

y no me hace más libre,

ni más esclava,

ni menos nada.

Yo no sangro purpurina. Nadie sangra purpurina.

Pero menstruamos.

Y es político quizá visibilizar algo tan tremendamente cotidiano para tantas de nosotras, nosotros, nosotrxs, que menstruamos.

Quizá incluso con purpurina:

no es vergüenza,

tal vez no sea diversión.

Pero el significado no puede imponerse.

Las significaciones,

las representaciones,

deben proliferar.

Recuerdo que no sabíamos dónde estábamos ni con quiénes aliarnos.

Ni sabíamos si aliarse ante algo tan ignoto y ¿circunstancial? era pertinente.

Y no fue hace tanto sino anoche.

Fue anoche cuando en el tranvía no sabíamos hablar a adolescentes borrachos que se comían el mundo con la palabra españa entre sus orgullosos dientes. Y con todo el ruido y el afán de destrucción emanando de sus músculos, formando una atmósfera insoportable.

¿Dónde está el revisor cuando cantan machiruladas y dan tales golpes que parecen querer romper los cristales?

Sois libres de modificarla y cantarla por ahí, manteniendo mi parte de autoría sobre la traducción (Linebacker59), y sin ánimos de lucro.

 

Parad un momento para pensar

Flexibilidad, confianza

Parad un momento para pensar

En flexibilidad, en amar

 

Aquí viene / Puede alarmarte (me)

Lo que alguien dijo / cómo te (me) dañó

Algo que hiciste  (hice) / que no fue agradable

Cosas dichas / Se mueven en enjambre

Y, ah / Pierdes (Pierdo) visión / pierdes (Pierdo el) tacto

Estas cosas parecen importar tanto

Que te (me) confunden

Puedo perderte (me)

 

Toma un momento. Para acordarte.

Toma un momento y encuéntrate

Toma un momento para preguntarte

si es así como quebramos

Pero no, pero no, pero no, pero no, pero no.

Está bien. Está bien. Está bien. Está bien.

No hay nada. No hay nada. No hay nada. No hay nada que temer

Aquí estoy. Aquí estoy. Aquí estoy

 

 

Fue sólo una opinión, un pensamiento, una idea, una reflexión.

Está bien. Está bien. Está bien. Está bien.

Podemos verla, mirarla, mirarla pasar

Desde aquí.  Desde aquí. Desde aquí

 

 

Sois libres de modificarla y cantarla por ahí, manteniendo mi parte de autoría sobre la traducción (Linebacker59), y sin ánimos de lucro.

 

(Ambas)  ¿Dónde fuimos? / ¿Y qué hicimos? / Creo que creamos algo / Insólito

Y no era sólo yo / No eras sólo tú

Creo que fue alguien / Inédita

(Rubí) Oh… um / No paro de pensarlo

(Safiro) Entonces… umm

¿Dijiste que fue distinto?

(Rubí) Y no lo hiciste antes…

(Safiro) ¡Claro que no! ¿Cuándo  lo habría hecho?

(Rubí) Lo lamento

(S) No lo lamentes

(R) ¡ Y ahora estás aquí para siempre!

(S) ¿Y qué hay de ti?

(R) ¿Qué hay de mí?

(S) Estás aquí. Estamos juntas

[Tarareando] Hmm hmm hmm hmm hmm…

(Ambas)

Hmmm hmm hmm hmm hmm…

Hmm hmm hmm hmm hmm…
Hmm hmm hmm hmm hmm…
Hmm hmm hmm hmmm hmmmm…

¡Hola, internautas! Sorprenda o no, soy una gran admiradora de Steven Universe. A partir de aquí, no podéis imaginar la rabia que me dio escuchar las traducciones de la maravillosa canción «It’s over, isn’t it?». Tanta rabia, que he decidido publicar esta versión sin lijar. Versión más cercana al significado de la compuesta por Rebecca Sugar, y que os animo a mejorar y/o cantar por ahí, incluyéndome a mí (Linebacker59) en la atribución, y sin ánimos de lucro.

Estaba bien con los hombres/ que entraban en su vida de vez en vez

Estaba bien, al saber/ que no importaban en realidad hasta que tú…

Estaba bien cuando viniste/ Y jugamos como a un juego estúpido

Sobre ella, su elección

Tras tantos años, nunca pensé que podría perder.

Se acabó, ¿no es así? ¿no es así? ¿Ya se ha acabado?

Se acabó, ¿no es así? ¿no es así? ¿Ya se ha acabado?

Ganaste, y te elegió / Y te amó / Y se fue

Se acabó,  ¿no es así? / ¿por qué no puedo seguir?

Guerra y gloria, reinvención. /Fusión, libertad, su atención

Fuera al sol/ mi potencial: / Audaz, precisa, experimental

¿Quién soy ahora en este mundo sin ella? / Ruin y apagada, descarada al dudar

¿Qué importa ya? Ya está hecho / Y ahora tengo que estar por su hijo

Se acabó, ¿no es así? ¿no es así? ¿Ya se ha acabado?

Se acabó, ¿no es así? ¿no es así? ¿Ya se ha acabado?

Ganaste, y te elegió / Y te amó

¡Y se fue!

Se acabó,  ¿no es así? / ¿por qué no puedo proseguir?

Se acabó,  ¿no es así? / ¿por qué no puedo proseguir?

Creo que todo está en pdf y/o en bibliotecas. Para más bibliografía, cuando me sale de la panocha cito o menciono obras. Para más bibliografía, Internet- usad la red para algo útil.

Esta es una bibliografía muy selecta, porque hay miles de libros, antologías, … … y creo que lo más útil que puedo hacer es dar alguna pista. Autoras maravillosas hay a mil, en todas épocas y lugares. Cualquier selección que hiciera sería injusta.

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Todo se puede encontrar en Youtube, Bandcamp o Soundcloud

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El comentario, presente en el anterior post, era el siguiente:

Hola!!! Espero estés muy bien, sabes yo tengo una pregunta y la verdad la tengo desde hace mucho tiempo, la verdad siempre he tratado de buscar la diferencia, donde se acaba el feminismo y empieza el machismo. Si por ejemplo en un autobús va un que ocupa los dos asientos, sin importar si va mujer u hombre a la par ¿Eso es ser abusivo o ser machista? o si a na niña le deciden hacer hacer hoyuelos para aretes ¿Eso es machismo?

Gracias por tomarte el tiempo, espero de a entenderme

Hola, Fátima:

Todo bien, gracias. Veamos si puedo responderte de algún modo adecuado. En primer lugar, hablas de “la diferencia, donde se acaba el feminismo y empieza el machismo”. Yo no creo que machismo y feminismo estén en un continuo que en algún momento se toca. Me parece que quizá el esquema (o los esquemas para pensar todo esto) sea otro, pues tratamos de modelos culturales totalmente diferentes (hay muchos modos de ser machistas, muchos modos de ser feministas, muchas propuestas, muchos ejemplos vivenciales en relación con las y los demás, etc). Creo que los feminismos son apuestas para dinamitar la cultura y los valores actuales, de maneras complejísimas e interesantísimas. Esto da para libros, testimonios, fanzines, filmes, CDs, etc.

Si bien es verdad que en general todas las personas nos criamos y crecemos en sociedades machistas, clasistas, racistas, especistas, adultistas, etc., y siempre ese residuo de basura (llamémoslo así para no alargarnos tanto) permanece de alguna manera (cuestiones relativas a que no somos sujetos soberanos, de la filosofía de la sospecha a esta parte se ha sacado mucho jugo a este tema). Cosa que se traslada a su vez a los modelos culturales (literatura, legalidad, ciencia, socialidad…) de un momento y lugar de maneras muy complejas, dando lugar a remixes muy hevies (por ejemplo, que desde partidos políticos se intente llamar a las feministas para que ratifiquen sus maneras xenófobas). Una feminista particular, un grupo o asociación, una ley, etc., pueden tener elementos machistas sin cuestionar, pero esto no sé si es «donde empieza el feminismo y acaba el machismo».

 

Sobre lo del bus (metro, avión, tren…), eso de ocupar dos asientos depende. Quizá las activistas gordas aquí puedan añadir más que yo, que me voy a centrar en personas que no ocupan ni de broma dos asientos o incluso más. Es muy corriente (es un ejercicio que puedes hacer hasta mirando la tele, cómo se sientan las personas en los programas, cuánto espacio ocupan) que los varones piensen que tienen testículos de cristal que pueden morirse o enfermar de asfixia si no tienen un ángulo de apertura de piernas de 60º o más. Estos problemas de salud son muy graves, y tiene mucho peligro que sean tan tremendamente extendidos y no hayan salido políticas públicas para remediar su dolencia. Hablando en serio, nuestras conchas también necesitan abrirse y respirar de vez en cuando, pero “no es de señoritas” estar de piernas abiertas (no sea que alguno encima se crea que buscamos un encuentro sexual, y precisamente con él), menos tan abiertas como hacen ellos continuamente. Es una cosa cultural, cuánto abres las piernas, y no sé si en nuestra cultura se puede pensar en neutro (ignorando quién las abra). Y constantemente encima nos quitan el sitio a nosotras (has pagado para poder sentarte en tu mini o maxi sitio de avión o de tren, y para poder sentarte si tienes la oportunidad y las ganas en cualquier otro), que a veces no queremos hablar porque si sale mal vamos a aguantarlo todo el viaje, o porque no queremos bronca, o argumentar por algo tan básico como tener el propio espacio sin invadir. A veces, incluso nos cambiamos de sitio para poder estar en nuestro sitio sin nadie ocupando nuestro asiento, para evitar confrontación (lo cual es tristísimo, que se moleste la molestada y no quien la molesta, que seguro que anda tan tranqui). A veces, hacemos la guerra para tener nuestro espacio en silencio, lo cual también puede ser desagradable si él acepta que no va a ocupar nuestro espacio pero para no perder más del necesario toca su pierna con la nuestra. Por si tienes interés en el tema, el término que se suele emplear para referirse a lo de las piernas (aunque no sólo) es «manspreading» (no confundir con «mansplaining» [link, link], que es cuando un hombre se piensa que qué podría ser de ti sin sus capacidades para explicarte sin tu permiso cosas que igual tú sabes mejor que él. Vete a saber, que tu tío te diga algo como «en árabe me parece que escriben de derecha a izquierda» cuando llevas estudiando árabe, no sé, cinco años. O que te den consejos sobre la vida porque sin duda no los has pedido para nada. ¡Cuánto egocentrismo, el suyo!).

5o

Este ejemplo me tiene toda loca.

Ocupar dos sitios, bien. Con las piernas abiertas, un poco ya lo he dicho. Con objetos… depende. Yo soy la primera que ocupa dos sitios cuando hay otros sitios libres cerca (levanto mis cosas cuando veo que se acerca alguien que puede ir a sentarse ahí, eso sí), pero la cuestión de los bultos quizá no está tan generizada. Por otro lado, es interesante cómo en otros casos se intersecta la cuestión de la clase o la edad cuando se ocupa más espacio del pensado para ese asiento.

Ocupar dos sitios cuando al lado no hay y parece que no va a haber nadie, y quieres dormir o estirarte lo más a gusto posible… me parece que es otra cosa. ¿Y que sin pedirte permiso se reclinen cuando quieres estar recta? Qué gente tan desagradable. No sé quiénes hacen esto, la verdad. Hay que tener un mínimo de experiencia para analizarlo, alguien quizás lo haga alguna vez.

Lo de la niña y los aretes que deciden hacerle, ahora. Todo es cultural, hay lugares en que perforar las orejas de un bebé por haber sido sexado de una manera se ve como una aberración, y en la península sigue habiendo mucha gente a la que le parece aberrante no realizar una cliterectomía sobre menores intersexuales. En cada cultura marcamos los cuerpos de maneras diferentes: cirugías, medicamentos, comidas, roles, perforaciones, marcas, colores, etc. No voy a irme de cultura porque no quiero extenderme y si simplificamos siempre es muy fácil que en una lectura rápida dé la sensación de ver paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. ¿Es machista perforar los oídos a las niñas? La verdad es que no he reflexionado mucho sobre ello, pero sí que es sospechoso que sean las niñas a las que se marca con una huella quizás indeleble, y quizás dolorosa: por muy esterilizado que sea todo, puede haber complicaciones, se puede infectar la oreja… para algo simplemente estético que ella no va a ver y que sólo va a poder hacer las delicias de quienes la miren, me parece excesivo. Creo que cada cual debería ser libre de hacer lo que quiera con su cuerpo y que unos pendientes no van a determinar que el bebé se considere en un futuro niña o que le guste ponerse en las orejas adornos para cuerpos perforados. Y que salir bien en las fotos, que quede bonito, que todo el mundo se entere cómo la han sexado o algo similar es egoísta, no es pretexto suficiente para meterle una aguja decorada a través de la oreja.

Hablo a título individual, como siempre, sin pretensiones de que mi palabra sea un mandamiento o sea tomada sin grietas, fisuras, contraejemplos, etc. Para mí, lo más interesante no radica simplemente en un análisis de la cultura machista, colonial, capitalista, heterosexual… Sabemos que estas canciones son machistas, que esta película no pasa ni de broma el test de Bechdel-Wallace, que estos políticos son de lo peor y sus políticas asesinan, que el derecho penal no es la panacea… aunque viene bien recordar: nuestra  memoria no dura ni dos telediarios.

Para mí, lo más interesante, lo más potente, consiste en la creación de otras realidades, otros paradigmas, tantas veces silencidas  y silenciados. Hacer una lista de ejemplos culturales o contraculturales que, con su presencia, anulen esto. Gentes que se mueven por otros circuitos, que no siempre aparecen en pantalla plana pero que nos dan simbolismos fabulosos con los que crearnos alternativas a la mierda.

Ale, esto es todo.

¿Sabíais que la radio lésbica feminista inoutradio.com publicó sobre mi blog? Hace mucho ya, pero aprovecho para redirigiros ahí: si habéis acabado en este huérfano blog, podríais pasar después por otro mejor mantenido.

  • Por qué no se ve bien la imagen (original: porque no se ve bien la imagen)

No me das información para responderte nada.

Me sorprende que con esa búsqueda puedas encontrar fácilmente la solución que necesitas para verla bien. Pero también es que igual el tema te interesa y quieres saber todas las posibles opciones.

De todos modos, yo no hablo de eso aquí. Bueno, ni de ninguna de las cosas que buscan las personas que hoy cito y que entran en mi post. Pero ni aquí, ni en ninguna parte.

  • Me gusta ser maricón (original: me gusta ser maricon)

Y a mí me gusta ser bollera 🙂

Por mucho tiempo,

la vida entera.

  • «soy gay y quiero ser una zorra»

^^ Estupendo ❤

  • Me gusta ser como Grey (original: me gusta ser como grey)

Tengo un post en que linkeo un montón de cosas de por qué esto me parece enfermizo y horrible.

Si hablas de otro Grey, pues es que no sé si le conozco, dame más info, te doy un número de cuenta para que hagas un ingreso y lo podemos tratar detenidamente.

  • Sadomasoquismo feminista

Para mí todo sexo y todo sadomaso tiene que ser feminista. En fin, quien quiera info de S/M, «golfxs con principios» es una web genial para empezar.

  • Por qué nos gusta follar tanto a los hombres (original: «por que nos guata follar tanto a los hombres»)

Porque la sociedad nos hipersexúa. De la asexualidad nadie habla y se debería empezar a hacerlo.

Dentro de la sexualización, los hombres en nuestras sociedades aprenden que ser masculinos está muy ligado a una vida heterosexual impresionante (de ahí esas pelis de los noventa en que los tíos dicen que se acuestan con el triple de mujeres para parecer más triunfadores y masculinos, y las mujeres cambian el número, porque no está bien visto que a partir de cierta edad no tengamos vida sexual, pero tampoco que follemos lo que nos dé la gana con quién nos dé la gana, porque esto si lo hace un tío es triunfador, pero si lo hace una de nosotras, somos unas zorras. Este doble rasero evidencia un machismo de base muy fuerte). La expectativa y lo que se difunde es que los hombres amen follar. Curiosamente (aunque no tanto, en realidad), se difunde que a las mujeres no, o que no quieren porque les da dolor de cabeza. Eso es porque el coito apesta y porque, diciéndolo con The Furies (núm. 1, 1970): «Sólo después de haber dejado a mi marido me di cuenta de cuánto la heterosexualidad había bloqueado mi comprensión real sobre los hombres y la supremacía masculina. Pude recordar el disgusto que había sentido inicialmente sobre el sexo. Me di cuenta de que cada polvo es una violación incluso cuando se siente bien porque cada hombre tiene poder y privilegio sobre las mujeres, tanto si lo usa descarada o sutilmente. Mi marido ‘liberado’ me limitaba/sujetaba no mediante la violencia, sino haciéndome sentir culpable. Él quería que yo fuera una mujer fuerte mientras mis preocupaciones principales fueran sus sentimientos, sus problemas y su ‘opresión’. En una conversación, cuando la táctica de la culpa ya no funcionaba sobre mí, él se quedó incrédulo/desconfiado/receloso, y lo vi considerar si apoyarse en el poder masculino que siempre tenía reservado (in reserve).»

Bueno, este término de búsqueda da para decir otro montón de cosas, pero no me apetece responder en tono burlón o insultante, al menos ahora. Si alguien quiere, puede comentar y ya nos reiremos de esta búsqueda y de otras.

  • Cómo depilarse la vagina (original: como depilarse la vagina)

No se ha inventado nada para depilarse la vagina.

Probablemente tenga relación con que no hay vaginas con vello.

Dicho esto, es muy inculto confundir «vagina» con «vulva».

  • Vagina peluda o depilada. Cómo les gusta a los hombres (original: vagina peluda o depilada cono le gustan a los hombres)

Repito que las vaginas no se pueden depilar. En todo caso, las vulvas.

Esto es de investigación sociológica total. ¿Cómo les gustan a los hombres? Pues depende de las modas del lugar en x momento, del gusto del hombre particular, de la pornografía mainstream misógina de moda en tal momento…

Chica (dudo que un chico trans busque algo como esto, pero puedo equivocarme, o puede que seas una persona de género fluido o difuso), si te depilas tiene que ser algo que salga de ti. Algo que hagas porque quieres. Porque

  1. depilarse es muy sufrido, aunque quizá lleves tanto tiempo con ello que ni sientas el dolor, ni el escozor, ni tengas que ir con pantalones largos en un caluroso verano porque en 24h no te puede dar el sol… te supongan un problema. Y puede que tampoco sea un problema para ti que te crezca pelo debajo de la piel y tengas que ponerte una pomada para que no salga pus y explote.
  2. Si tú haces sacrificios (depilarse la vulva es un sacrificio, porque en ciertas situaciones, piel depilada con piel depilada, es más fácil contraer infecciones. El vello está tan presente sólo en zonas donde hay órganos frágiles e importantes: las pestañas, las cejas, las axilas, el culo, el coño), tu amado amante también tiene que hacerlos. No puede ser algo unilateral (que tú hagas para complacerle). Y si no quieres hacerlo, no tienes por qué hacerlo. Si te lo exige, puedes exigirle que se muscule los abdominales o que deje que se afofen. Que las exigencias vengan sólo de un lado es abusivo. Hay una jerarquía clara de quién manda, y tú no estás ahí. No es sano y te aconsejaría que si no cambian las tornas a lo mejor deberías pensar en dejarle.

De todos modos, si quieres liarte con tíos, al ser el grueso de ellos unos misóginos que no te comen el coño ni siquiera si se lo pides (¡y dan por hecho que tú les vas a comer la polla!), a los que les da igual liarse con una que con otra (nos ven como intercambiables los misóginos) y que se sacrifican dándote placer con lo que consideran que son «minucias» y partes «previas al coito» (que es lo único que les interesa a estos misóginos: el poco placentero para tantísimas mujeres pene-vagina. Es el modo más ineficaz de estimular el clítoris, y el más difundido, porque además, se venden millones de condones, píldoras, abortos… con la penetración cada año (para evitar embarazos, ETS…). Mucha pasta), lo mejor que puedes hacer quizá es seguir siendo tú misma, expresándote como te dé la gana… y siempre habrá alguno que te parezca un poco mono para enrollarte con él.

  • depilación para ir al ginecólogo

Yo pensaba que con ir duchadas a la consulta médica ya era más que suficiente. ¿Por qué depilarse para el ginecólogo? Voy a traducir a las de Defined lines: «¿Quieres mi coño depilado? Mejor será que te pongas en forma»

  • creo que soy bisexual

Me parece estupendo. Si necesitas ánimos o ayuda para encarar este mundo en que la bifobia es tan recurrente, puedes escribirme.

  • Memés de filósofos para insultar (memes de filosofos para insultar)

Ciertamente, filósofos insultando llenos de odio hay desde los comienzos de la filosofía.

No entiendo por qué alguien quiere memés para insultar a otras personas.

  1. ¿Para insultar a la filosofía por las mamarrachadas que han llegado a decir tantísimos filósofos? La filosofía ya está demasiado mal vista como para encima empeorarla. (En serio, ¿depilarse la vagina? Estoy traumatizada.) Su falta no hace ningún bien a la sociedad, a la democracia, a cualquier régimen mínimamente no tiránico.
  2. ¿Para insultar en plan de manera elitista y «mira qué inteligente soy, que te insulto con Kant/Aristóteles»? Ese modo de usar a estos hombres me parece interesado (voy a respaldarme detrás de un filósofo para decir mi idiotez: Falacia ad hominem total) y vil (punto 1). La filosofía no debería ser un instrumento para insultar, sino para criticar, para pensar, para entender/se y comprender el mundo en que estamos, qué poder tiene y cómo actúa el lenguaje, y un infinito etcétera. Pero, ¿para insultar?
  • Alardear de ser hetero

Bufff, sí, esa gente es inaguantable. es para ponerse a hacer SCUM.

Besándose en la calle, en el transporte público, en el parque, en la biblioteca… ¡Por favor! Qué hartita estoy de ver tanta heterosexualidad por ahí. Necesito más visibilidad LGTBIAP en mi vida. Más disidencia- que no diversidad- sexual.

  • ‘Machirulo’: ¿Qué significa? (marichulo que significa ?)

Significa «machista». Seguro que hay alguna etimología por ahí, por si os interesase la cuestión del origen. No os voy a hacer los deberes.

  • «mujeresquetienensexo», «porno q inicie con mujeres con sudadera rompible», «una mujer poniendole un condon a un pene y porno»

Me sorprende que la gente llegue aquí por esto porque a mí lo que me interesa es el trabajo de la mirada deseante, deseosa y deseada, cómo construirse como deseada y deseante y la eroticidad, principalemente lesbofeminista y queer. Y aunque de esto tengo una expo medio montada, aquí de momento nunca he hablado de estos temas.

  • «ciclo de menstruacion de zorra»

Este no es un blog de biología. Desconozco qué ciclos tienen las zorras.

Si te refieres al insulto reapropiado (creo que este blog alguna vez se ha llamado «Me gusta ser una zorra», en honor a una canción de las Vulpes, grupo punk de los ’80), pues no sé, cada zorra tendrá el ciclo que tenga. Esto de que cada ciclo sea siempre de 25, 28 o 32 días, siempre igual, es un mito que nos venden para medicalizar nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y nuestra maldita cotidianidad.

  • «cuando tienes relaciones te depila la zorra»

No sé lo que es la zorra. Hasta hace un momento pensaba que era un ser vivo íntegro, no una parte más o menos erotizada de él. Imagino que estamos ante lo que Carol Adams llamó «antropornografía» en La pornografía de la carne

  • dia internacional de la zorra

Por desgracia no existe ese día. O bien, son todos los días. ¡Felicidades, zorras!

  • imagenes del dia internacional de las zorras

¿De verdad existe este día concreto y hay imágenes? ¿O estamos hablando de la marcha de las putas? (porque manda narices que salir a la calle ya sea sinónimo de ser una puta) [meter aquí ilustración de Quino]

  • muy zorras ateis

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  • böhmischer traum flügelhorn

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  • «chistes como suicidate pero no dejes de vivir», «si no te gusta tu vida suicidate pero no dejes de vivir»

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Pongo esto junto porque me parece muy similar y que podrían estar refiriéndose a la misma cosa.

  • «como saber si una mujer será ociosa» «ociosas o virtuosas», «ociosa o virtuosa»

No entiendo nada.

  • cuantas clases de condon femenino hay
  • «peluquera feminista», «aprender a ser peinada»
  • «simóne de beauvoir porque no llamar puta a una mujer»

Porque es un modo de controlarnos y encasillarnos. Precisamente por ello está la marcha de las putas- algo que me tiene incrédula es que haya países donde esta marcha excluye a las prostitutas. Pero eso da para largo y muchos grupos de prostitutas feministas ya lo critican. Busquen ustedes.

  • «mujer y dama por donde me vea»
  • machismo es colonialismo

Totalmente de acuerdo, hermanx. Colonización de los cuerpos, las mentes, las energías…

  • «imágenes con movimiento de lesbianas guapas»

Como la belleza es un parámetro que sirve para medir lo que es humano y lo que deja de serlo, me niego a participar de este tipo de catalogaciones, sobre todo en un blog (dentro de mi ámbito personal es más que evidente para mí que todo este tema lo tengo que trabajar mucho, pero es problema mío, problema sociocultural y debería procurar no fomentarlo).

  • aullandole a la luna letra

Vomitona de sentimientos es lo que hoy mi cuerpo saca de dentro. Reviento con tanto lamento al ver como a niñas les falta alimento. Cuerpos mutilados por al cultura del patriarcado sin pensar el hombre en lo que nos ha quitado. Brujas, sanadoras, valientes, provocadoras: rompiendo los esquemas que sustentan el sistema.

Manos arriba, esto es un atraco. Qué me den lo que en siglos me quitaron.

Aullándole a la Luna. Soy gata de siete vidas, yo solita me lamo las heridas. Salto por mi ventana, que a caer de pie me enseñó mi mama. Y vamos a ver qué es lo que pasa, que en el juego de la vida quien no arriesga no gana; problemas a montones, para cada uno busco soluciones. Con la manada cerca, aquí nadie se acerca: y es esa fuerza la que mi puño expresa, la de todas juntas como perras, aullándole a la luna. Tiros al aire, que no se asuste nadie: presencia de mujeres saliendo a la calle.

Nuestra historia, con la cabeza alta. La calle y la noche también son nuestras: libres de agresiones y ninguna sin respuesta: ya lo dijeron las perras de Barna: «somos muchas, somos tantas, somos muchas, somos tantas somos, somos cada vez más cada vez más»(bis) como perras, aullándole a la Luna.

  • nadie me dijo nunca letra

Y hoy soñaba que estaba el mundo de otra manera. Me despierto contigo a mi la(d)o, y ya no es un día cualquiera. Y no es que lo diga yo solamente. Y es que el mundo en el que vivo se revuelve y se retuerce al pensar que expreso mi amor por ti. Por ser mujeres.

Y rompiendo barreras y muros contra un patriarcado que lleva siglos en nuestra historia, que está muy bien montado, nuestros besos se convierten en disparos que atraviesan su moral. Y de tu mano río. De todo puedo reír. Y de tu mano lucho por cambiar esto.

Y como nadie me dijo nunca que existiera esta posibilidad, a tu lado construyendo nuevas formas que hace la creatividad, me descubro sonriendo por mi nueva decisión.

Y al estar contigo aprendo, y se me abre el corazón.

Y tras la cortina roja, nuestro aliento se condensa en el cristal. Suben las temperaturas… Lola tiene que marchar. Es tu cuerpo, que al moverse, tiene esta forma de hablar. Son los bichos de mi tripa, que no paran de bailar.

Y como no se nos permite y se me oculta que hay cien mil formar de amar. Que el amor entre mujeres nace: que no es casualidad. Que lleva toda la vida aunque a algunxs nos lo intenten ocultar: debe ser demasiado bueno para esta sociedad (o si no, ¡no me lo explico!)

Y como nadie me dijo nunca que existiera esta posibilidad, a tu lado construyendo nuevas formas que hace la creatividad, me descubro sonriendo por mi nueva decisión.

Y al estar contigo aprendo, y se me abre el corazón.

  • cómo tienen relaciones las lesbianas

¿Cómo tienen relaciones las personas heterosexuales? Pues de infinitas maneras diferentes. Cada cuerpo es un mundo, así que cuando hay más de un cuerpo compartiendo el deseo, experienciando «los placeres de la carne»…

¿Habrá lesbianas que follen como en el porno heterosexista hecho por y para hombres heterosexuales? De todo hay en este mundo, conque quizás, remotamente, alguna, casualmente, pueda haber por ahí que se lo pase pipa así.

Aprovecho que hablo de relaciones sexuales para animaros a los hombres heteros a abrir vuestros anos y descubrir vuestras próstatas, y a las heterosexuales o bisexuales heterosexualmente activas a aprender a darles placer anal. Como bien dice el lema: «abre el culo y se abrirá tu mente».

Si me conoces, no cuentes mi historia. No me describas ni me cites. Aunque me conozcas o me veas durante unos segundos o minutos, no intentes esbozarme. Me contarías como quien escribe en la sección de sucesos, mutilada y fragmentada, imposible, casi mítica. Soy un hack en tu conciencia, algo tan innombrable e impensable que tus descripciones, ¿afanosas por sonar poéticas?, me olvidan. La persona de quien escribes es la pura sensación que sientes ante nosotras (miedo, repulsa, fascinación, incredulidad, excitación…). Somos un hack en tu reflexión. Exóticas, como arañas bajo las rocas, bajo los trastos, tras los armarios. Escríbenos, inténtalo. No nos interesarás. Te pierdes en tu alteridad (o, más bien, en tu Unicidad).

Pido un alto a la cosificación y al aderezamiento machista que vivimos constantemente las mujeres. Debería pedir, escuchándote, un alto a la antropornografía*. Debería explicitar más que no somos ‘carnaza’, y que la ‘carnaza’ es un cadáver expuesto, cosificado y que no tendrá Antígona que lo llore y dignifique. Pero daría igual, dudo que no lo hubieras escuchado antes: mientras no lo quieras entender, no lo entenderás. Daría igual cuánto te lo repitiese

*En The Pornography of meat, Carol Adams (conocida por ser autora de The Sexual Politics of Meat: A Feminist-Vegetarian Critical Theory) llama ‘antropornografía’ al uso pornográfico y humanizante de los animales no humanos o de parte de ellos.

Déjame caer contigo,

sumergirnos en lo innombrable, desafiar su moral armarizante y cargada de temores.

Cae en este deleite de fluidos habidos y por haber,

disolvamos los poemas dejando que se diluyan con nuestra blasfema herejía: hagamos con ellos una alfombra efímera, sábanas, ropas varias… cuidaremos los cortes que en este ritual se produzcan. Dejemos que su tinta nos manche. Cartografiemos los accidentes de caracteres teñidos sobre nuestra piel la voluntad de los que no quieran adherirse a los movimientos y a las quietudes, a las risas sexuales, a lo obsceno interpretado sobre el escenario de símbolos sobre geografía de piel.

Rompamos, hagamos pedazos el secreto. Dejemos que el silencio de los sentidos exprese. Articulemos palabras desconocidas, fonemas y notas que nos permitan desbordar lo pensable. Busquemos nuevas gramáticas corporales, profanemos las ya aprendidas. Apropiémonos de las ajenas y traicionemos las citas, averigüemos cómo resignificarlas con la puesta en texto y en cuerdas, en cuerpo, en el dulce aroma de… Redescubramos la mística. Desarrollemos el léxico de lo sensual in/definible.

Está claro que no queréis saber nuestra opinión. Pero nos molesta mucho que os toméis tantas confianzas sin venir a cuento ni sin cercioraros de que no os vayamos a estampar en la cara el vigésimo cuarto volumen de obras completas de Johanna Schopenhauer.

Es esto que voy por Internet,  veo y leo unas cosas tan misóginas que… paso, de verdad que paso, esta gente no es nadie y va a seguir así. Afortunadamente.

Pero resulta que esperan que nos tomemos su misoginia más insultante y retrógrada con «filosofía». Es decir, con humor. Qué machiprogre, que puedes hacer cosas misóginas y decirlas, pero no pasa nada, no creas realidades, no sedimentas un orden dado… qué maravilloso.

Aunque esta panda de mindundis no tengan ni la más mínima idea de n-a-d-a de filosofía (debe ser que lo usan como una frase hecha), resulta que la filosofía puede ser útil a la misoginia. De hecho lo  ha sido y lo sigue siendo. Lo voy a decir con Carla Lonzi y sus compas de Rivolta Femminile:

Pedimos referencias de los milenios de pensamiento filosófico durante los cuales se ha teorizado la inferioridad de la mujer. Consideramos responsables de las grandes humillaciones que nos ha impuesto el mundo patriarcal a los pensadores: ellos son quienes han mantenido el principio de la mujer como ser adicional para la reproducción de la humanidad, vínculo con la divinidad o umbral del mundo animal; espera privada y pietas. Ellos han justificado en la metafísica lo que en la vida de la mujer había de injusto y atroz.

(Fragmento del Manifiesto de Rivolta Femminile. Roma, 1970. Se puede encontrar el texto completo en Internet o en Escupamos sobre Hegel. Cabe señalar que una de las labores de la historia de la filosofía de las últimas décadas [cuando los feminismos empezaron a entrar en la Academia] más importantes ha sido empezar a visibilizar a las mujeres filósofas, que se lo han tenido que currar a tope para que alguno las citase o mencionase y posteriormente algún misógino de mierda dijera, para mantener la idea de que ser brillante y ser mujer son elementos excluyentes, para apartarnos de las enseñanzas… «no, ella era estúpida, y él atribuye algo suyo a una mujer por cortesía/falsa modestia/porque tenía la mente atontada de amor y no se daba cuenta de que su pareja era un cero a la izquierda…». Nos tiene que quedar claro que probablemente nunca nos habrían dejado acudir a una enseñanza que no fuera necesaria para la crianza si no hubiera habido mujeres muy, muy brillantes, en todas las épocas y lugares, que nos son invisibilizadas).

No.

La filosofía no puede servir para sedimentar las opresiones más inhabitables. Que matan, que llevan al suicidio… Vale, de acuerdo, siempre existirán opresiones y privilegios, probablemente. Pero es que a día de hoy, no es broma: el racismo mata. La transfobia mata. La misoginia mata (suicidios de mujeres maltratadas, mujeres asesinadas, anorexia y bullimia, mujeres de cualquier edad que se suicidan por haber roto con su novio…). La lesbofobia y la lesbofobia matan (nunca sabremos todos los suicidios que hay de jóvenes de ESO/bachillerato por su identidad u orientación sexuales), etc. Y las consecuencias más inhabitables, sangrantes y mortales de nuestros discursos creo que podrían evitarse.

No podemos hacer como si los discursos, las imágenes, las palabras… fueran todopoderosas. Pero tampoco podemos hacer como si fueran inocuas. Ambas perspectivas son hirientes. Ni hay un determinismo absoluto que rige sobre nuestras vidas, ni somos todo el mundo gente crítica con lo que llevamos viendo desde que llegamos al mundo. Así que vamos a tomarnos toda esta mierda con seriedad.

Vuelvo al comienzo: interpretar las cosas con filosofía no puede ser quedarse en un embobamiento de «oh, qué bien, vamos a verlo desde la perspectiva que menos moleste. ¡Viva la sociedad del entretenimiento!». Francamente, creo que quienes consideran que puede serlo no tienen ni idea de filosofía. Ven la realidad en una línea muy sesgada, acrítica, sin problematizar, ofreciendo simplemente atontar. Esto, maldita sea, no es filosofía.

A menudo oigo decir a mis colegas biólogos que nuestros compatriotas en otros campos tienen una vida más fácil, porque el conocimiento científico cambia continuamente, mientras que otras disciplinas permanecen estáticas. De ahí que tengamos que revisar constantemente nuestros cursos, mientras que un historiador o un experto en Shakespeare puede dar siempre la misma lección año tras año. Lo cierto es que nada hay más lejos de la verdad. El campo de la literatura cambia continuamente a medida que nuevas teorías analíticas y nuevas filosofías del lenguaje pasan a formar parte de los recursos académicos. Y un profesor de lengua inglesa que no ponga al día regularmente sus lecciones o prepare nuevos cursos adaptados a los cambios en la disciplina será tan criticado como el profesor de bioquímica que lee sus lecciones directamente del libro de texto. La actitud de mis colegas es un intento de erigir fronteras, de convertir el trabajo científico en algo especial. Los análisis actuales de la ciencia, sin embargo, sugieren que no es tan diferente después de todo. Para una visión general de la sociología de la ciencia, véase Hess, 1997.

El supuesto de que «la mayor parte de las mujeres son heterosexuales de forma innata» permanece como un obstáculo teórico y político para el feminismo. Continúa manteniéndose como supuesto en parte porque la existencia lesbiana se ha escrito fuera de la historia o se la ha catalogado como enfermedad, en parte porque se la ha tratado como excepcional más que intrínseca, en parte porque reconocer que, para las mujeres, la heterosexualidad puede no ser una «preferencia» en absoluto sino algo que ha tenido que ser impuesto, gestionado, organizado, propagado y mantenido a la fuerza, es un paso inmenso a dar si te consideras heterosexual «de forma innata» y libre. Sin embargo, no analizar la heterosexualidad como institución es como no admitir que el sistema económico llamado capitalismo o el sistema de castas del racismo se mantienen por una variedad de fuerzas, entre las que se incluyen tanto la violencia física como la falsa conciencia. Para dar el paso de cuestionar la heterosexualidad como «preferencia» u «opción» para las mujeres — y llevar a cabo el trabajo intelectual y emocional subsiguiente– se requiere una clase especial de coraje en las feministas identificadas con la heterosexualidad, pero creo que las recompensas serán grandes: una liberación del pensamiento, el explorar nuevos caminos, el venirse abajo de otro gran silencio, una nueva claridad en las relaciones personales.

Adrienne Rich: «Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana», en Sangre, pan y poesía

“Siempre estamos vigiladas por los hombres que siguen metiéndose en nuestros asuntos para decirnos lo que nos conviene y lo que no, vigiladas por otras mujeres, por la familia, por las revistas femeninas, por el discurso dominante”

Virginie Despentes, Teoría King Kong

“La dieta es el sedante más potente de la historia de las mujeres. […] La fijación cultural en la delgadez de las mujeres no es una obsesión acerca de la belleza femenina, sino una obsesión acerca de la obediencia femenina.»

Naomi Wolf, El mito de la belleza

Iba a tercero de la ESO. En mi instituto, no tenía buenas amistades, y no hacía actividades extraescolares. Algunas chicas de mi entorno me intentaban convencer de que el modo de caer mejor empezaba por tener un aspecto diferente en el instituto, que se resumía en maquillaje, pelo alisado y ropa que les pareciera más juvenil (es decir, un aspecto más a la moda, menos aniñado, probablemente más heteronormativo). Pero me incomodaba pensar en satisfacer esas condiciones: no quería satisfacerlas, y no lo hice.

Además, como sacarse la ESO no requiere grandes esfuerzos para aprenderse el temario y sacar buenas notas, tenía muchísimo tiempo libre. Tiempo en que fui sumergiéndome más y más, quizá sin darme cuenta, en imágenes con las que había crecido. Imágenes que creaban y crean discursos para destruir la autoestima de las jóvenes y las no tan jóvenes, creando modelos imposibles de belleza para consumir en maquillaje (porque con la cara lavada no estamos guapas), moda, accesorios y en peluquería, alejándonos todo lo posible de la pesadilla de tener un índice de masa corporal (el concepto mágico) que, aunque “normal”, se pudiera acercar aunque sea en unos pocos números a la obesidad: mi IMC era “normal”. Unos números más arriba estaba el sobrepeso y la obesidad. Parafraseando a Simone de Beauvoir, yo quería estar delgada, más delgada, siempre delgada, y no simplemente “normal”. Tenía 15 años, mi cuerpo estaba cambiando y creo que ése fue un factor para que esas imágenes de La-Mujer me parecieran cada vez menos inverosímiles.

Mi relación con la báscula pasó de ser una relación “secreta” (mi madre me hacía sentir incómoda con mi aspecto, porque cuando era joven era también muy delgada, no pesaba casi nada y no perdía ocasión de compararlo con mi cuerpo) a ser una relación que tiene alguien que está en tránsito a otra parte, y que se imagina un futuro mejor, más guapa y más feliz, probablemente. Pese a todos los esfuerzos de mi madre, las tutoras del colegio, de una misma… por fomentarme a tener autoestima, la constante repetición de discursos variopintos y omnipresentes que no paran de afirmar, dentro de todo un abanico que va desde lo más sutil a lo más evidente, que el aspecto importa y que ese aspecto ha de cuadrar con una única norma que se propone la universal, la legítima, ideal y más o menos alcanzable hizo que consiguiera ir preocupándome más y más de mi cuerpo, de ser más delgada, y, por lo tanto, más guapa. Así, me gustaría a mí misma. Quizá pensaba que también así gustaría al resto.

Cuando estudié el índice de masa corporal, también se incluía un apartado para los trastornos alimenticios, entre ellos la anorexia y la bulimia, y personas de mi curso trabajaban en un grupo para prevenir ese tipo de trastornos. Pese a que nunca vomité, me sentía a caballo entre las dos prácticas, entre los dos trastornos. Quizá sea que la categorización sólo sirve para orientarse, y los términos deben servir para ello, pues la realidad es más compleja y no se debe reducir a dos términos médicos cerrados.

Pensaba que controlaba mi proceso de pérdida de peso, que cuando estuviera tan delgada como quería, pararía. Lo que no sabía es que una vez que pierdes peso y te desacostumbras a comer y a beber todo lo que tu cuerpo te pide (en función de patrones culturales dados y demás, claro), va todo cuesta abajo y muy rápido, de modo que es imposible parar y volver a comer como antes. Mi cuerpo al final no me pedía darle ni comida ni bebida. Descubrí que el resultado no era el que me esperaba: yo no me gustaba antes de empezar a perder peso. Obviamente, tampoco me gustaba mientras lo estaba perdiendo y, sorprendentemente, el resultado me repugnó: a las modelos las retocan con programas de ordenador, e incluso hay mujeres que para tener algo similar a un “aspecto Barbie” pasan por cirugía plástica. Estar en los huesos no resulta agradable a la vista en nuestra cultura, y mi situación era tal que me resultaba incómodo tumbarme y me sentía demasiado débil para estar sentada. “Afortunadamente”, si eres una chica, en Educación Física puedes decir que estás menstruando y tumbarte en una colchoneta si estás demasiado débil para estar en cualquier otra posición.

Tras repugnarme el aspecto conseguido, mirando con extrañamiento y rabia a esos modelos de belleza disparatado que había seguido, sintiéndome engañada, tuve que aprender a comer normalmente poquito a poco, proceso que duró semanas.

Después de haberlo pensado, creo que éste fue un punto clave en mi vida en mi descubrimiento de qué era ser mujer: en la tensión entre el adoctrinamiento que nos va enseñando a querer ser La-Mujer (lo que nos dicen que es “ser mujer”, heteronormativa e imposible) y de cómo este adoctrinamiento fracasa, al ser inviable la repetición de un modelo imposible. De modo que se clasifican los cuerpos de las mujeres según su aspecto (su aceptabilidad respecto a la norma). Otra consecuencia, mejor a mi gusto, es que de esta tensión se puede tomar una postura crítica y trabajar por deshacerse de estos prejuicios: ser mujer puede incluir a toda persona que se entienda como “mujer” . Y una puede resignificar así la palabra “mujer” para deslegitimar discursos pro La-Mujer: estos discursos, al igual que La-Mujer, al igual que todos los conceptos… son culturalmente creados, y por ello no son necesarios ni aceptables per se, por encima de las vidas marcadas. Demasiadas mueren sólo a causa de la anorexia.

Dentro del kit sobre qué es La-Mujer en mi instituto se incluían las incontables horas en que las mujeres de mi entorno hablaban de adelgazar, de lo delgadas que estaban antes de, por ejemplo, quedarse embarazadas (a mi madre hablar de este tema le encantaba). De las “operaciones bikini”, de los programas de televisión con actrices y presentadoras que habían modificado sus cuerpos en clínicas privadas, de decenas de anuncios sobre pérdida de peso, sobre cómo no ganarlo… también se incluye saber un poco “qué se lleva”, para “renovarse”. Puede consistir también en saber perfectamente cómo plancharse el pelo y en aprender a maquillarse. Consiste, por supuesto, en que todas estas horas de tiempo libre malgastadas en el aspecto debido a la inseguridad que éste causa y malgastadas en aconsejar a otras despistadas vayan destinadas al colmo de la autoestima: un posible chico heterosexual con el que estar. Pareciéndome en ese momento que una debía ser la Otra de Beauvoir, un adorno que se intenta modelar a sí misma a su gusto (al principio del transcurso de pérdida de peso, con cierto éxito, y, al final, sin apenas ningún tipo de control), la más heterónoma de las heterónomas, sorda ante la vida quejosa ante las torturas que supone el despilfarro de tiempo y energías en construirse a imagen y semejanza de la imagen de La-Mujer construida por los varones. Quizá este resumen sea demasiado simplista. La parte más fuerte me sucedió en verano y apenas conservo recuerdos: a veces emerge algo pero muchos de esos sentimientos, de esos pensamientos, al no saber bien cómo gestionarlos, pese a mirarlos críticamente, los enterré.

Descubrí, de un modo casi mortal, que el kit de La-Mujer, no sólo era imposible, sino también indeseable- diciéndolo con Beauvoir, “el modelo nunca ha sido patentado”: las mujeres consideran a la que se ha dedicado en cuerpo y alma a ser una Barbie de carne y hueso como una persona escalofriante y estúpida. Sabía que no tenía por qué maquillarme, que no tenía por qué plancharme el pelo ni vestirme como querían que lo hiciera.

Pero descubrí que quienes me quisieran más delgada no me querían: un chico que años atrás me había gustado y que me había hecho bullying el año anterior me dijo que estaba muy guapa, lo cual me sentó como una patada: resultó que para gustar tenía que estar casi muerta, casi suicida, dispuesta a definirme para la mirada de los demás y con la supervisión y aprobación de las demás. Esto es lo que suponía intentar gustarles. Aunque no creo que fuera su intención, este comentario me pareció hiriente, irónico, y muy revelador: yo no quería ser, estar ni gustar de esa manera ni en esas condiciones.

Descubrí que los cuerpos considerados “bellos”, al igual que los “ideales de belleza” varían según el lugar y el momento. Entendí que esa inseguridad y ese desprecio hacia mí misma en el que había estado sumergida no era algo que me pasase sólo a mí, puesto que lo había visto en muchas más mujeres. Entendí que éste era un problema que nos afectaba a mujeres de casi todas las edades, y que de la tensión entre las mujeres con La-Mujer se producen infinidad de efectos: hay quienes por ella están al borde de la muerte o mueren. Las hay que viven más o menos obsesionadas con su aspecto, simplemente para gustar (la palabra me parece muy adecuada, y como “tener/perder el control” e “irse de las manos”, parece que es habitual en este contexto, por lo que he ido leyendo y por un espectáculo de danza llamado “gustar” sobre trastornos de la conducta alimentaria al que acudí), quienes se rebelan contra este sistema cruel lleno de regulaciones que nos hacen perder el tiempo y nos va matando, quienes tienen una constitución muy delgada y son cosificadas y comparadas con “palos”, a quienes les preguntan con crueldad, infantilizándolas, si comen… con estos ejemplos basta, sería ridículo intentar hacer una enumeración exhaustiva.

Meses y años después me tocó cuestionarme la cultura de la violación, la heterosexualidad obligatoria, el pensar en heterosexual, y finalmente comenzar a llamarse feminista.
Este período de mi vida cambió muchísimo mi modo de valorar, de pensar y de relacionarme con las otras y los otros. Interpretando estas experiencias me convertí en una persona más crítica y más consciente de la existencia de discursos sobre la belleza, variables, discriminadores, e incluso asesinos. Además, éste fue de los acercamientos más sangrantes y productivos al hecho de que los discursos no son inocentes y alejados de la realidad. Y menos todavía si están respaldados por toda una estructura cruel que crea realidades e imaginarios absolutamente inhabitables.

Adrienne Rich, «Hay que tomar en serio los estudios de la mujer», en Sobre mentiras, secretos y silencios:

En un momento en que el nivel cultural es generalmente bajo, necesitamos exigir más […] de las mujeres, tanto en aras de su futuro como seres pensantes como porque históricamente las mujeres han tenido que ser mejores que los hombres para alcanzar la mitad de lo que ellos alcanzan.

Simone de Beauvoir, El segundo sexo:

[S]í, las mujeres, en conjunto, son hoy inferiores a los hombres, es decir, que su situación les ofrece menos posibilidades: el problema consiste en saber si semejante estado de cosas debe perpetuarse.

Muchos hombres así lo desean: no todos han arrojado todavía las armas. La burguesía conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses. Ciertos varones temen la competencia femenina. En Hebdo-Latin, un estudiante declaraba el otro día: «Toda estudiante que logra el título de médica o abogada nos roba un puesto de trabajo.» Este joven no pone en duda sus derechos sobre este mundo. No son exclusivamente los intereses económicos los que intervienen en el asunto. Uno de los beneficios que la opresión blanca asegura a los opresores es que el más humilde de ellos se siente superior: un «pobre blanco» del sur de Estados Unidos tiene el consuelo de decirse que no es un «sucio negro», y los blancos más afortunados explotan habilmente ese orgullo. De igual modo. el más mediocre de los varones se considera un semidios ante las mujeres.

Milagros Pérez Oliva, «Romper el monopolio masculino», en El País (7 de marzo de 2015)

La presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, ha dicho que la presencia de las mujeres en los consejos de administración de las empresas ha de ser por carrera y no por ser mujer. ¡Por supuesto! Que no se preocupe la señora Rodríguez por esta cuestión: en un sistema de cuotas obligatorias, la carrera por méritos está asegurada, puesto que hay mujeres de sobra con preparación suficiente para asumir el reto. De hecho, si fuera solo por carrera y cualificación, las mujeres ya serían mayoría en muchos ámbitos. Por ejemplo en los órganos de gobierno de las universidades, de los hospitales, en las altas estructuras de la administración pública, en las cúpulas de los centros de investigación y hasta en las salas de los Tribunales Superiores de Justicia. Pero ella sabe que si no es así, no es por carrera, sino porque son mujeres. De modo que, desmontada la falacia de la falta de preparación, ha llegado la hora de darle la vuelta a la tortilla y acabar de una vez con el monopolio que los hombres ejercen sobre los puestos de decisión,muchos de ellos no porque estén más preparados, sino porque son hombres.

 

«¡Cuidado en las calles! ¡Las brujas acechan!»

El acoso visual puede ser acoso sexual (los motivos del acoso visual son muchos. Pero las consecuencias vienen a ser las mismos de todo acoso callejero, ¿no? [no es una pregunta retórica] Que no puedas andar tranquilamente por la calle, sin preocuparte por cómo te ven, a tu rollo). Me voy a centrar en el más constante en mi vida: el acoso visual relacionado con el acoso sexual callejero.

Cuando te acosan visualmente, te miran como si fueras carne. También lo hacen con los animales: miran a un cordero o a una ternera y no ven a un animal muy mono, cariñoso, más o menos bello, salvaje o domesticado… que vive y siente, sino que ven un pedazo de carne en un plato aderezado como les guste más. Te cosifican, te miran como si fueras rara, casi te sientes culpable y sientes que vas provocando: que enseñas mucha pierna, o mucho escote… que vas muy fresca… viviendo en una cultura de la violación que nos hace sentir que somos las culpables las agredidas y no los agresores. Invisibilizando que es una violencia. Diciendo que no nos tenemos que quejar ni sentir molestas. Comparando unas violencias con otras (que te retengan en  un bar, que te metan mano en un metro o que se te abalancen en un cruce puede hacerte sentir que han atravesado tu espacio personal, que lo han violado, «pero hay violencias mucho peores, y decir que te han violado es exagerar, violan a una víctima de violación, tú eres una escandalosa, una histérica, paranoica», y así es como piensas que si no te han penetrado vaginalmente contra tu voluntad no puedes sentir que han violado tu espacio, obviado la posibilidad de que consintieras y/u omitido tus negativas…). Cuando las violencias y los efectos que tienen en cada cual no se pueden comparar. Haciéndonos sentir paranoicas cada vez que nos sentimos incómodas o acosadas, quitándonos las posibilidades de quejarnos, haciendo que nuestras palabras, emociones, sensaciones… valgan menos. Comparando, jerarquizando. Nosotras siempre salimos mal en estos juegos misóginos. Durante toda nuestra vida, nuestras sensaciones, fruto de nuestra experiencia de ser subjetividades sujetas a una cultura que nos adoctrina, es ridiculizada, anulada. También cuando buscamos nuevos modos empoderadores de vivir el ser mujeres (y que no sea un defecto, sino algo positivo), nuestras experiencias valen menos que las masculinas (que se presumen como universales y las que ha de tener todo el mundo. Por eso las nuestras son vistas como algo negativo, algo a corregir, un defecto, una carencia de. Carencia de poder andar tranquilamente por la calle a cualquier hora sin mucho peligro, por ejemplo). Nos quitan la credibilidad en nosotras mismas, y no nos tomamos a nosotras en serio: no nos creemos que nos estén agrediendo, oprimiendo…  intentamos apaciguar nuestro recelo a las personas que nos agreden porque nos usurpan las palabras para nombrar que es una agresión. Por todas las diosas, esto es una muestra de una jodida colonización, un maldito cercamiento y acecho que hay sobre nosotras desde que nos diagnostican como mujeres en una sociedad heteropatriarcal.

Quitarnos la credibilidad a nosotras mismas nos deja a tiro para que nos puedan agredir de miles de modos y nosotras no tengamos modos de actuar, al estar impotentes y sin recursos para identificar agresiones (que para mí es lo que dan los feminismos [sí, en plural], herramientas para identificar la realidad y herramientas para buscar modificarla. Por esto se suele decir que los feminismos dan perspectivas, gafas en eterna graduación para ver el mundo de otro modo, y no como algo natural ultra-perfecto). Para que luego nos remachaquen diciendo que si nos maltratan, por ejemplo, teníamos que haber reaccionado de alguna manera, y habernos hecho valer. Hacernos valer porque no valemos desde el principio, no. Estamos en un mundo lleno de jerarquías en que debe haber gente debilitada a la que acosar, humillar, maltratar, matar, dejar morir/suicidarse… y nosotras hemos de estar demostrando continuamente –en un nunca acabar– nuestro valor ante el juicio del resto, so pena de perder el privilegio –ya que es un maldito privilegio– de vivir de manera un poquito más habitable, sin tanto acoso constante. Hay que ver, todos los modos que hay de intentar anularnos, humillarnos, rebajarnos… de quitarnos la potencia y hacernos impotentes.

De todos modos, casi nadie está nunca en un estado de anulación total,  lo cual es maravilloso, ya que quizá sea allí donde resida nuestra libertad.

Ahora viene mi última anécdota: Me acosaba un anciano visualmente. Me seguía con la mirada desde la terraza de un bar, gafas de sol puestas. Aprovechan el verano para ponerse gafas y mirar. Que da lo mismo, si lo piensas, porque es absolutamente evidente. Me los quedo mirando, a veces con cara de «me das náuseas», y siguen mirando sin reparos. Le pregunto qué está mirando. Me llama/dice:

  • «Maleducada»: a mí cuando era pequeña me decían que era de mala educación mirar fijamente a la gente, conque el maleducado es el acosador, no la que denuncia el acoso. Dicho con una analogía totalmente diferente: esto es como si te roban y en vez de abrirte para que cojan todo lo que quieran y volverte tranquilamente a casa (sin traumas de ningún tipo, porque no te ha pasado nada, ni nada poco habitual por lo que sentirte incómoda, molesta…), ves que puedes defenderte y te defiendes. Y encima si no te dejas robar/mirar, eres maleducada. Porque no aceptas sus prerrogativas en que eres una servi(cia)l damita que por serlo está, cada vez que hay alguien cerca, bajo el escrutinio del resto. Las miradas inquisitivas que nos  intentan devolver a nuestro sitio seguro, que es en casa, con gente conocida ¿que no nos anule tanto?
  • «Fea» por eso me seguía con la mirada como atraído por magnetismo, por mi fealdad. Lo que quieren decir llamándonos «fea» es que los machos no aprueban nuestro comportamiento (por esto pasan de «guapa» a «fea» en una décima de segundo. Lo importante no es nuestro aspecto, en realidad). Egocéntricos (y contaminadores, tan sólo por su existencia, del planeta), consideran que su opinión es valiosísima y como tal la tomaremos, que nos iremos a llorar a casa por haber sido consideradas «feas», que la próxima vez miraremos a otro lado si nos miran como a una presa sexual y que no demostraremos ser capaces de hablar, porque calladitas estamos más guapas. Será que así pueden fantasear sobre nosotras tranquilamente y sin interrupción, porque estamos como ausentes.
  • «Puta»: si las putas pasamos de ti no es porque estemos de vacaciones, es porque ni por todo el dinero, el poder o las tierras del mundo perderíamos tiempo contigo, del asco que nos das. Otro método de decirnos que nos estamos desviando de lo que quieren los machos. En fin, casi me dan ganas de reclamarle dinero por mirarme fijamente por puta: «esos 10 segundos que me has mirado como un imbécil valen treinta euros. Desembolsa. Inmediatamente». Por otro lado, eso probablemente sea prestarle demasiada atención.
  • «Tócame la pija»: ¡Qué más quisieras! Tu opinión me la suda, viejo verde asqueroso. Además, que ni aunque te tocase tu sucia «pija» se te levantaría… Que te compras revistas porno para aparentar que la viagra te hace efecto. Sólo te la tocaría con unos guantes ultra gruesos, y para retorcértela. ¿Tantas ganas tienes ganas de que te retuerza tu «pija»? ¿O quieres acaso que te ayude a cortártela?

Creo, no sé qué habréis experimentado, que esto no me habría pasado si hubiera estado acompañada por un chico. Qué cosas, la institución de la heterosexualidad. Me verían a mí como a la presa que debe ser que, para escapar de ese andar intranquila, va acompañada por un hombre que se haga valer (un chico con pluma no creo que contara). Y lo verían a él como mi chulo protector, que partirá las caras de quien me cosifique y acose, y dejarán de mirar… y, por supuesto, ni responderán a mi «tú qué miras», o lo harán de un modo mucho menos machista. Quejándose de la juventud en general o pidiendo un respeto que no ha demostrado él hacia la acosada.

Quiero andar, estar parada, esperar… tranquila, pero no como un macho. No con la autoestima por los suelos y la necesidad de un chute rápido de autoestima, que, como afirma Virginia Woolf al final del segundo capítulo de Un cuarto propio, ¿sólo? se consigue teniendo que cosificar, inferiorizar, intentar anular a otras personas para poder sentirme segura de mí misma momentáneamente (razón por la cual este chute es ultra adictivo y esencial en la personalidad de los machos).

  • Que te miren fijamente (a veces, poniendo unas gafas de sol de por medio para «disimular», aunque muchos no saben disimular y lo hacen de manera muy bestia), es una agresión sexista. Acoso visual. Resulta que en estos casos a los acosadores no les parece que mirar fijamente como si fueras carnaza o un espectáculo de feria sea de mala educación ni ofensivo.
  • Que te silben o te griten como si fueras a responder o girarte, cual animalilla a domesticar. Resulta que si te tratan, en este mundo especista, como si fueras un «animal salvaje», si te llaman o te gritan o te «piropean» unos malditos desconocidos, no están afirmando su poder en las tornas machistas (el que tiene la palabra y el poder de dañar y ofender vs. la que ha de guardar silencio, no sea que se le ponga farruco el tío)
  • Retener a una chica en el bar para que no se vaya y tenga que prestarte atención.
  • Sacar a bailar a alguien sin su consentimiento.
  • Pensarte que si te rechazamos, somos unas putas y guarras, y unas caprichosas superficiales, o vete a saber qué. Porque nosotras somos malas malísimas y tú eres siempre el inocente, el que no hace nada, el bueno de la historia, el príncipe azul, etc.
  • No dejar que me defienda porque tú te crees con más labia, más fuerza y más virilidad: al no dejarme pelear mis batallas, me infantilizas y te acrecientas. Si no te pido ayuda, no tienes por qué venir a socorrerme: no soy una dama en apuros que no sepa ni pedir ayuda cuando ve que la necesita. Es que encima, si yo hiciera lo mismo por ti, te considerarías un calzonazos porque estoy invadiendo tu viril espacio, y no se me consideraría apta para pelear esa batalla.
  • Despertar a tu novia porque estás cachondo y quieres follar con ella. Y como te pones tan sobón y persuasivo, hay más de una, más de dos y más de cien que van a seguirte el rollo aunque no les apetezca nada, por complacer. Porque se nos enseña a no decir «no» y aprender que esa palabra puede entrar en nuestro vocabulario cuesta muchísimo trabajo. Y aprovecharse de ello siempre mola. Y luego resulta que las violaciones son excepciones, claro… ¿por qué será que evitamos el sexo con vosotros? ¿no será que no nos atraéis, o que tenéis poco talento follando, o que forzáis la situación…?
  • Llamarnos «bolleras» (o similar) si no cumplimos con vuestras expectativas, como intento de encauzarnos a un camino que os parezca más preferible. Como modo de domesticarnos, mediante la lesbofobia.
  • Tener a tu novia de sirvienta/madre: decir «zumo» cuando está a tu lado y esperar, como si no tuvieras piernas ni medios para buscarte el agua sin ella. Contarle tus problemas para que te consuele, tú que estás muy mal, y entonces, no sé por qué lógica difusa, empezar a enrollarte con ella. ¿Hola? Si estás llorando casi, ¿qué pintan los besos con lengua? ¡Por favor!
  • Abrirnos la puerta, como si no tuviéramos fuerzas para hacerlo por nosotras mismas. Si queréis info sobre la caballerosidad y por qué es machista, buscadla. Yo he venido a enumerar.
  • Argumentos generalizadores: Decir cosas como «[todas] las mujeres…».
  • Decir cosas como «mujer tenías que ser» si una mujer conduce (resulta que los seguros cobraban menos a las mujeres por su cara bonita, ¿no, gilipollas?), juega a los videojuegos, es médica o ingeniera… y se equivoca en algo.
  • Preguntamos si estamos ovulando o menstruando cuando nos cabreamos, es decir, quitándonos credibilidad.
  • Pensar que si acusamos a alguien de habernos agredido sexualmente somos malas, malísimas, no podéis creernos y es mentira. Menos si no es una violación o un crimen machista, que entonces no pasa nada, y me crees (si me roban o me estafan, por ejemplo)
  • Violaciones, «crímenes pasionales» y más mierdas.
  • Tocarnos sin nuestro consentimiento.

un infinito etc.

En los países democráticos y civilizados los hombres que pueden viajar a países ni democráticos ni civilizados pueden dejar su dinero allí, en casas donde a las mujeres de esos lugares las esclavizan para el consumo, disfrute y ganancia de machos.

En los países democráticos y civilizados donde están las farmacéuticas y muchas fábricas que ni las diosas saben de qué son, se investiga cómo curar las enfermedades de los países democráticos y civilizados. El resto, da igual que esté destrozado por el colonialismo, no importa. Responsabilidades cero. Como mucho, caridad o voluntariado, quien quiera/pueda.

Estas mismas farmacéuticas se enriquecen a costa de unas patentes crueles. Eres joven y pillas una enfermedad normal y puedes desembolsar 60€ para un tratamiento de una semana. Con seguridad social. Sin seguridad social, el doble.

En los países domocráticos y civilizados, las fronteras están manchadas de sangre de personas deshumanizadas. Deciden de maneras injustas quién entra y quién no. La gente se muere por querer traspasar las fronteras, y si las traspasa, es tratada como una basura, y se la aparta con desconfianza y recelo.

Para tener ciudadanía y ¿plenos derechos y deberes?, es necesario cumplir una serie de condiciones y aprobar un examen que muchas veces no aprobarían quienes tienen la ciudadanía por nacimiento.

En los países democráticos y civilizados hay hospitales en que no te atienden si no estás en la seguridad social, a menos que tengas algo contagioso y muy peligroso. Si naces con una genitalidad ambigua que no permita a estos países democráticos y civilizados clasificarte en las dos grandes categorías que separan a su población, en estos países democráticos y civilizados, unos cirujanos de tu hospital te pueden mutilar el clítoris incluso por completo, o ir construyendo un pene que se te pueda ir infectando durante toda tu vida. Cuando al nacer tenías una genitalidad perfectamente sana.

En los países democráticos y civilizados, tu vida da un vuelco muy grande si tienes pasta para pagarte la educación más cara posible. Muchas veces, para que te inflen la nota y entres por delante de gente que tiene tal nota por derecho propio.

En los países democráticos y civilizados todas las mujeres han vivido acoso sexual de algún tipo, en su amplia escala. Son criadas en una cultura de la violación. Alrededor del 20% ha vivido una violación. Miles de mujeres mueren al año solamente por violencia machista. En los países democráticos y civilizados, expresar el machismo es visto muchas veces como «libertad de expresión». También en Dinamarca. Las mujeres acceden muchas veces al mercado de trabajo a costa de tener demasiadas veces que lidiar con acoso sexual en su una vida laboral diaria que es tan profundo que tienen que abandonar sus trabajos.

En los países democráticos y civilizados existe el «cuarto mundo» a las afueras de las grandes ciudades. La homofobia, la lesbofobia, la transfobia están a la orden del día.

En los países democráticos y civilizados te recomiendan que te cures de tu asexualidad, porque todo está hipersexualizado y tú no puedes ser una excepción. Tienes que consumir sexo, y tienes que consumir lo que se vende mediante la hipersexualización de los cuerpos.

En los países democráticos y civilizados se especula con el precio de la comida. Se destruyen toneladas de alimentos que podrían servir para alimentar o a todo el mundo o a una maravillosa parte de la población mundial. Se explota de maneras cada vez más sutiles. Se vende un maldito mundo feliz. Se especula y se busca modos de lucrarse con la energía, con la ropa, con la orientación del deseo, con las energías renovables… para que las grandes corporaciones ganen dinero, y la gente sea inocua.

«En los países democráticos y civilizados». Esto fue lo que he oído de pasada antes en la radio. No he podido dejar de pensar en ello, así que he escrito esto. Se puede extender. Imagino incluso volúmenes enteros sólo de este tema.

¿Por qué hoy decido cabrearme tanto con un documental viral, que siguió con otros capítulos que paso de ver, que estaría mejor sin molestarnos a nadie? Si es viral, da igual que le dé más publicidad. Sobre todo si es un claro ejemplo de que los países nórdicos de feministas igual no tienen muchísimo tantísimo como se pueda pensar (que te dicen en una reunión feminista cosas del tipo «claro, esto en el norte de Europa no te pasa»). Es increíble lo que hacen las campañas de «este es el lugar de la piruleta, somos perfectos y perfectas y eres tú quien se equivoca por ser diferente, por venir de fuera, que no entiendes».

Nos dice Wikipedia:

El consejo de ministros nórdico cerró el Instituto de Género Nórdico después de la emisión de Lavado de Cerebros. Se discute la pregunta de si estas series infuenciaron esa decisión.

Primera parte (versión original subtitulada): https://youtu.be/2sblNk2aPzE

Segunda parte (lo mismo): https://youtu.be/Me3okdm0C1M

Comentario sobre la primera parte (que iba haciendo a una amiga conforme iba leyendo subtítulos). La verdad es que no creo que vaya a hacer una segunda parte. En fin, creo que con esto ya doy muchas pistas para ver por dónde van, y paso de seguir escribiendo y pillando citas. Me parece innecesario. Ni sois idiotas, ni tengo, al menos ahora, tantas ganas de escribir una segunda parte, ni una tercera, ni una cuarta. He aprovechado para meter las citas de lo que digo, por si alguien quiere escarbar más o criticarme, o lo que sea, que podéis leer u omitir o lo que sea… menos la primera cita de RICH, que se refiere a un caso concreto de Noruega en aquellos años:

  1. Ufff. Llevo 4min. Es un machirulo que va a intentar naturalizar la desigualdad.  ¡¡Qué horror!!!
  1. Joder: que va a entrevistar en el min 6 a una mujer que “está muy morena”. ¿Qué clase de comentario es ése? Y ella le dice «está bien que tomes notas”. Es horrible. Por cierto, ¡qué igualitarios son todos los países! «las chicas de nuestro igualitario país…».
  1. A la única que pone titubeando es a la feminista. El resto, todo el mundo con su mega convicción.
  1. Ahora ha entrevistado a un hombre de relaciones de género, que dice que en principio los sentimientos, intereses… son iguales. ¡¡¡Ais!!! ¡¡¡Fausto-Sterling!! Ella es bióloga, y feminista: se rodea de gente que dice que todo está en los genes, incluida la homosexualidad o la transexualidad, de gente que dice lo contrario (y que es la cultura), y de gente de biología molecular, a la que las formas de vida más complejas le es indiferente.
    • Fausto Sterling habla del error de los feminismos desde los 70 de hacer una distinción naturaleza-cultura (como si la naturaleza fuera una tabla rasa), pues ambas están inextricablemente unidas, de una manera imposible de pensar (pues somos, emergemos, existimos… en la cultura, y nos desarrollamos en ella.
    • Los cuerpos, los cerebros… se modelan con la edad. No viene todo en los genes (ni es todo reductible a ellos. Lo cual no es lo mismo que decir que nada venga de ellos. Tratarlo parece un debate eterno que tampoco lleva a ninguna parte. Esto lo dice la feminista entrevistada, pero llena de titubeos. La verdad, si a mí me vienen en calidad de feminista con estas preguntas, yo igual también lo flipo mucho y pienso “¿pero esto es en serio o es porque este hombre que me entrevista es un comediante?” y no sé cómo responder… quién sabe).
  1. Además, es que incluso hay gente que entra en la homosexualidad de los modos más inverosímiles. Por ejemplo,
    • Un hombre entró cuando su novia le metió un dedo en el culo y le gustó: pensaba que eso era de ser homosexual, y se puso a hacer una feliz vida de homosexual.
    • Ligando una práctica sexual con una orientación del deseo hacia personas determinadas
    • O lesbianas que entran porque se les abre la posibilidad de respetar, dar credibilidad, apreciar, admirar, tener relaciones primarias y amar a otras mujeres. En fin.Fausto-Sterling habla de lo peligroso que es dejarle el terreno biológico a las posturas antifeministas
  • Porque si esto sucede, no hay una credibilidad. Como puedes ver en manuales de historia de la ciencia, ésta siempre la ciencia ha ido moviéndose por intereses sociales, visiones de lo humano y sus variedades y modos de tratar estas variedades y a lo humano.
  • no se la puede dejar para los machirulos.

Cita de lo que acabo de resumir de la bióloga feminista Anne Fausto-Sterling en las páginas 18 a 20 de Cuerpos sexuados (1ª ed. en inglés del año 2000). Barcelona, Melusina, 2006.

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  1. La mujer feminista titubea y no dice nada. el hombre feminista da claves, desde un feminismo que no sabe manejarse bien con lo biológico.
  2. «Seguramente tratamos a los bebés de manera diferente, aunque CREAMOS QUE LOS TRATAMOS IGUAL».
    • así que voy a preguntar a mi madre. Y yo no trato a mis hijas así. Así que esa premisa se rompe porque en este caso tenemos la estúpida convicción de que tratamos por igual a niños y niñas.
    • Como mi madre me dice que no, les pregunto a mis hijas, que van con colores en el vídeo con los que a los chicos de su edad probablemente no les vistieran, si se sienten chicas.
    • Porque alguien seguro que me responde con franqueza y alguien me miente. Como el título del documental, a alguien le han lavado el cerebro, y tiene que ser a esta gente tan discordante, que no piensa lo que la mayoría (falacia ad populum).
  1. Está haciendo una maldita reducción al absurdo con premisas que él mete porque es así de guay: esta gente feminista dice “A”, pero la experiencia en este país tan igualitario según la ONU (siempre es la ONU la de la última palabra) es “no A”. Como no puede ser “A” y “No A”, vamos a quedarnos con lo que nos dice nuestra experiencia que seguro que no está contaminada por los mitos sociales ni por nada. Esos mitos sociales son pamplinas desde las que se hacen cosas antinaturales, como estudios de género y campañas para que haya mujeres ingenieras (que se manchen, con lo pesadas que son con la suciedad, que no la soportan y por eso nos encorren por casa limpiando toda nuestra suciedad. Porque está en sus genes hacerlo, por supuesto) y hombres enfermeros.

Tanta antropología y tanto observar a otras culturas para esto. ¿Cuántas veces hay que decir las cosas para que mitos de incluso más de 2000 años de antigüedad dejen de perpetuarse? La pregunta va en serio

Tanta antropología y tanto observar a otras culturas para esto. ¿Cuántas veces hay que decir las cosas para que mitos de incluso más de 2000 años de antigüedad dejen de perpetuarse? La pregunta va en serio

Cita de la antropóloga feminista Gayle RUBIN. En «Tráfico de mujeres: Notas sobre la ‘economía política’ del sexo» (publicado en 1975 por primera vez):

Aun cuando toda sociedad tiene algún tipo de división de tareas por sexo, la asignación de cualquier tarea particular a un sexo u otro varía enormemente En algunos grupos la agricultura es trabajo de las mujeres, en otros es trabajo de hombres. En algunas sociedades las mujeres llevan la carga más pesada, en otras los hombres. Hay incluso ejemplos de mujeres cazadoras y guerreras, y de hombres que se encargan del cuidado de los niños. Lévi-Strauss concluye de un examen general de la división del trabajo por sexos que no es una especialización biológica, sino que debe tener algún otro propósito. Ese propósito,sostiene, es asegurar la unión de los hombres y las mujeres haciendo que la mínima unidad económica viable contenga por lo menos un hombre y una mujer.

«El hecho mismo de que la división sexual del trabajo tiene variaciones infinitas según la sociedad que se considera demuestra que… lo que se requiere, misteriosamente, es el hecho mismo de su existencia, y la forma en que llega a existir no tiene ninguna importancia, al menos desde el punto de vista de ninguna necesidad natural… la división sexual del trabajo no es otra cosa que un mecanismo para constituir un estado de dependencia recíproca entre los sexos.» (Lévi-Strauss, 1971, pp.347—348.)

La división del trabajo por sexos, por lo tanto, puede ser vista como un «tabú»: un tabú contra la igualdad de hombres y mujeres, un tabú que divide los sexos en dos categorías mutuamente exclusivas, un tabú que exacerba las diferencias biológicas y así crea el género. ¡La división del trabajo puede ser vista también como un tabú contra los arreglos sexuales distintos de los que contengan por lo menos un hombre y una mujer,imponiendo así el matrimonio heterosexual.

  • Refraseando a Rubin: además, en determinadas sociedades son las mujeres las que hacen los trabajos de más fuerza física. Y en otras son los hombres los que cuidan de niños y niñas. O sea, la división de trabajos es lo importante para organizar la sociedad por sexos (que tengan estos roles, expectativas, etc.), no algo biológico
  1. Jo, qué asco. Tantos pulgares hacia arriba y tan pocos pulgares hacia abajo… ¡Esto hay que cambiarlo, feministas con Youtube! Qué viral… lo han visto más de 77 mil personas. ¿Será la mayoría de Foromoches? ¿De gente corriente y mainstream? ¿De feministas que pasan de ver el vídeo entero (por ser tan estúpido, falaz y acrítico con la experiencia) porque no saben que ha tenido estas consecuencias tan desastrosas?
  2. ¡¡Además, hacer una encuesta por internet!! prácticamente todos los lugares a los que llega internet son o sociedades machistas o sociedades hechas misóginas, homófobas, lesbófobas… por el colonialismo. ¡Tanta importancia le dan a internet y las encuestas! (ver punto 9, en lo relativo a la cita de Gayle Rubin)
  3. «¿Te dan miedo los estudios o algo?», le pregunta el comediante (que en este vídeo hace un rol más serio) al feminista.
    • Dicho de otro modo: ¿tu pensamiento es tan frágil que sólo puedes reírte para descalificarlo, en vez de dialogar? (¡qué comediante!)
    • Porque, claro, siempre tenemos que dialogar, si somos feministas. Siempre la gente feminista tiene que dar explicaciones, mientras que la misógina puede limitarse a los dogmas de siempre de «los hombres son de Marte y las mujeres de Venus» (¡POR FAVOR!), que no sé si con los mismos planetas, que se viene diciendo desde hace más de dos mil malditos años.
  4. “Sí, hay muchos estudios raros en EEUU» que hacen personas de manera (sarcasmo va) absolutamente desinteresada, sin tener que ver en absoluto en una distribución del dinero para estudios interesada en confirmar conclusiones muy determinadas, sean cuales sean las premisas a poner. ¿No es una falacia esto?
  5. Durante estos pocos minutos el hombre nos ha hecho un repaso entrevistado a mucha gente retrógrada, a tanta que ni me acuerdo cuántas personas eran, y a dos feministas
    • Feministas que parece que o no han hecho muy bien sus deberes o no tienen herramientas para responder a las críticas porque para algo se limitan a lavar los cerebros de la gente, que es el maldito título del documental. Todo es ultra simple, para que cualquiera pueda digerir las complejidades a las que nos enfrentamos. Esas complejidades son simplificadas de tal modo que la reducción al absurdo de lo feminista es muy, muy, muy simple
    • Y encima la mujer feminista está aplatanada. No hace más que titubear y hablar en monosílabos (¿habrá dicho cosas inteligentes que habrán cortado? ¿habrán cortado titubeos de la gente misógina y esencialista?). Luego dice cosas que están bien, pero como le falta esa labia que tienen en el comedor los ingenieros o las enfermeras, pues pasamos de ella, porque no nos gusta ni su modo de hablar y lo que dice suena a, yo qué sé, a maya, inconexo, disgregado… está claro, no está segura de lo que dice, debe estar mintiendo, no hay que darle credibilidad, dejemos de leer cuando hable.
  6. «Puede que sea posible que haya ALGO cultural en los factores que influyen a las mujeres a querer estar más en contacto con la gente, PERO como es IDÉNTICO en culturas que no han tenido ABSOLUTAMENTE ningún contacto entre sí, ni comercial, ni militar, ni colonial, lingüístico, ni se visten en todas partes porque les hayamos hecho avergonzarse de su desnudez ni porque las religiones monoteístas más famosas sean las tres religiones del libro…» (ver puntos 9 y 11).
    • «pues está en los genes. Por supuesto»
  7. «[Este psiquiatra infantil] trabaja con niños con malformaciones genitales congénitas». Esto me suena a personas intersexuales ultra patologizadas y maltratadas por las instituciones, no sé a ti.
  • Vamos a poner 8 juguetes sexuados y 2 sin sexuar. A ver qué nos dicen estos criajos cuyos genitales perversos no nos dejan ver su sexo verdadero (y binario, por supuesto)

Cita del artículo «El sexo verdadero» de Michel Foucault

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Citas de Cheryl Chase, «Hermafroditas con actitud», publicado en El Eje del mal es heterosexual, por la editorial Traficantes de Sueños.

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  • Si son «niños y niñas saludables», de mínimo 9 meses, ya saben perfectamente qué juguete.
  • Porque los juguetes están en el Mundo de las Ideas, y es algo tan primitivo y tan UNIVERSAL, que un bebé ya sabe cuál es su sitio dentro del binario, siempre binario, hombre-mujer. Aunque sus genitales rompan ese binarismo absolutamente occidental, que permite que a esos bebés incluso se les mutile sus genitales en clínicas de prácticamente todos los países de Europa y América, entre otros países de otros continentes, para adecuarlos a su sociedad. Es totalmente biológico todo, por supuesto, la naturaleza iba pidiendo a gritos cirugía a bebés para adecuarlos al binarismo que llevan en los genes y para que sean seres absolutamente coherentes. Y en las sociedades primitivas, donde hay mujeres guerreras o que hacen los trabajos que implican más fuerza física, o hay hombres cuidadores, ¿van «contra la naturaleza», son una «aberración» «subdesarrollada» que «no tienen ni idea de nada»? ¿Hay que «civilizarles»? ¡Viva el colonialismo y nuestros países maravillosamente desarrollados y modélicos que después de este documental destrozan los espacios feministas por Noruega!
  • Con su biología va adjunta la coherencia maravillosa (claro, es que este psiquiatra trabaja con bebés intersexuales para mutilar el clítoris grande a las niñas y para construir el pene a los niños de modo que puedan penetrar a otras niñas, pues hay que hacerlo de bebés, no sea que de mayores se gusten como están y rompan a nuestra sociedad binaria… porque, ¿cómo van a ser las personas intersexuales, unos “malformados”, heterosexuales u homosexuales? ¿cómo van a elegir de una vez por todas, como cristianamente se debe hacer, si ser chicos o chicas? ¿cómo van a elegir una profesión? HORROR):
    • los niños son masculinos y las niñas femeninas.
    • Como siempre, la heterosexualidad es lo NATURAL en la mayoría de personas, menos esas maricabollos a las que estamos dando cada vez más estatus de ciudadanía en vez de mandándolas, como hacíamos en los 70, a que les dieran electroshocks o a que los maridos las violasen durante meses de manera sistemática

Cita de Adrienne RICH en «Heterosexualidad obligatoria y existencia lesbiana». Versión publicada en Sangre, pan y poesía (texto escrito entre 1978 y 1986)

Cita 1

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Cita 2


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  1. «La cultura se encarga de favorecer o de atenuar esta coherencia originaria y maravillosa. Cómo mola el origen, por lejano que sea. Es la causa de todo, sin ninguna duda, en absoluto!! Todo el mundo lo sabe»

Buscar cita de N. poniendo en cuestión la importancia del origen

  • «La sociedad nunca cambiará estos genes: la coherencia es un UNIVERSAL»

A veces, la televisión nos da cosas buenas. Quiero hablar hoy de un capítulo de Caso Abierto: «Luz de gas». Atención: aquí hay mucho spoiler

Este capítulo me parece que puede funcionar bastante bien para hacer alguna dinámica sobre feminismos, ya que menciona un montón de temas fabulosos:

  • De Historia de las mujeres: cómo el trabajo hecho por mujeres es inferiorizado, tratado como un «hobby», y, finalmente, como una fuente para plagiar a éstas y publicar su obra bajo un nombre de varón, estén éstas en el ajo (como escritoras fantasmas) o no. Y cómo se aniquila su presencia en la literatura, sea de manera simbólica (como en el clásico de la filosofía Sobre la libertad, de John Stuart Mill & Harriet Hardy/Taylor/Mill, en que se omite sistemáticamente el nombre de ésta, pese a haber contribuido enormemente en el texto como coautora; o como se hace con la creadora del concepto «mónada», Anne Finch/Conway) o de manera literal, como se ve en el episodio: cuando pretende obstaculizar el éxito de su marido, éste se deshace de ella con argumentos que sería verdaderamente interesante considerar para entender cómo se construye la mente patriarcal. Pero ya se habrá considerado otras mil veces, así que simplemente lo menciono.
  • El nombre del capítulo, luz de gas, menciona lo que hacen a esta escritora de los EE.UU. de los 60 cuyos poemas no ven la luz: para mantenerla fuera del juego del marido que plagia, le hacen creer, de manera muy enrevesada, que está loca, que su final es ahorcarse y que lo lleva en las venas (ya que su madre se suicidaría, su hija temió volverse loca en su día y su nieta parece que también).
  • Se ve el papel de «La-Mujer» que se espera de las mujeres, y la rivalidad que hay entre éstas debido, por ejemplo, a la belleza de unas (lo típico: en vez de luchar contra esas reglas cosificadoras, asquerosamente machistas…, la ama de llaves la ve como una competidora, con celos… y por ellos, se deja utilizar por el marido para hacerle la luz de gas).
  • Se hace una breve alusión a la imposibilidad de nombrar la homosexualidad masculina (y con la obligación de matrimonio y el comportamiento de las mujeres de la casa entre ellas, se ve una pequeña muestra de la heterosexualidad como institución incuestionable).
  • Es precioso el final, cuando al libro de poemas de Nancy … le tachan el apellido del marido y le ponen el de ella, reconciliándose un poco madre e hija con su pasado.

Hay más elementos muy interesantes. Pero aunque igual algún día extiendo más este post, hoy escribo  hasta aquí.

Ya sabéis que hoy es el día contra la mutilación genital femenina. No paro de verlo por la red. Ya sabéis, por el subtítulo de mi blog, que me repatea mucho que haya gente en ¿cómo lo llamamos ahora? ¿»Primer Mundo»? ¿»Países desarrollados/civilizados»? ¿»Occidente»? Ya me entendéis. Que aquí haya mutilación genital a peques intersexuales, por motivos tan estéticos como preservar el binario y creado «hombre/mujer» y que haya deportes, cárceles y baños masculinos/femeninos y que nadie diga nada ni ponga cartelitos ni vaya a quejarse a ayuntamientos, hospitales o consejerías/ministerios de sanidad. En fin. Como me repatea tanto colonialismo y tanto «aquí esto no pasa», os comparto un trozo de artículo genial de Cheryl Chase, publicado por la maravillosa editorial Traficantes de sueños en El eje del mal es heterosexual

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