Innumerables palabras se han quedado flotando y desapareciendo por el camino, han salido de mis labios esta noche ebria, iluminada bajo los rayos tenues de las farolas que me abrían el paso mientras conducía, cantante, bajo los efectos de un alcohol que me marea, que me hace pensar que sigo ebria, que sigo andando estando medio ebria y medio sobria.
Y es que la hetero hetero normativa- yo no tengo nada contra ella mientras no me falte el respeto, su orientación del deseo me parece estupenda.
Pero lo que me parece inaceptable es que su modo de desear, su orientación del deseo, se me impongan, se nos impongan. Nadie es quién para orientarme como una oveja, no soy menor de edad ni quiero serlo. Quiero dominarme, regirme, pensarme, no quiero ser tutelada, no quiero.
Y es que me molesta, la palabra “lesbiana” , impensable, olvidada de la historia, del deseo, no pensada, no posible, ha mandado a la muerte, ha provocado violencias, las sigue provocando.
Amar tiene unas facetas que son políticamente correctas. Amar tiene otras facetas oscuras, sonetos del amor oscuro, facetas ocultas y ocultadas a propósito. Ocultadas por quienes nos odian. Ocultadas por nosotras para salvarnos de la cárcel, del odio, invisibles. Y es que yo, confundida, ebria, sobria, y despierta, sobre todo estoy despierta a menos que esto sea un sueño.
Si es un sueño, me saludo a mí misma y a quien corresponda saludar. Es una simple estupidez, me dais igual, gente asquerosa, no me interesáis. Me interesan otras personas. Me interesa sonreír como estrategia de resistencia en un poder hostil que no me desea, que parece detestarme, que me tira al suelo y me besa con placer adormecedor. Desearía poder concluir que te deseo, pero apenas sé quién soy, o no lo sé. Y no sé quién eres. No sé.
Habrás de desvelarme quién eres, cuál es tu papel en la trama, aunque eso es relativo. Yo desvelaré quién eres para mí. Tú me calificarás, sea quien sea. Sea la orgullosa, la asustada, la puta o la virgen santa, quien sea, la que sea, nada me define, todo me aprehende, si lo conozco. ¿De verdad? ¿Si aprendo una enfermedad, me relaciono con ella? No lo sé, no comprendo cómo me contagian mis propios conocimientos. Sólo sé que nos investigamos, ella me ama, tú me desprecias, ella no me guarda confianza y quién sabe.
Nadie está conmigo, y yo estoy ahí. Y yo te amo, y quién sabe si te amo, o sólo lo escribo, lo pronuncio, lo deseo, pero no tiene ninguna realidad.
Nadie sabe si tu lengua me oprime, si mi lengua presiona fuera de mis labios a otra persona o no lo hace. Nadie sabe nada. Todxs saben todo. Quién sabe, qué más da.
La ebria noche me despide, me marea, me atormenta con crueldad, la lluvia se clava sobre mi cabeza sin llover y sin tronar los truenos llenan de sonido mi cráneo cuyo contenido es inexplorado, no existe para nadie pero tiene una entidad total para mí.
Desearía poder decir cosas que no sé, que son irracionales, que me pregunto, y por ello me preocupan. Desearía desvelar si de verdad amo, deseo. Si tus labios me miran, si tus ojos me besan. Desearía poder decir, o quizá no, quién sabe, ni yo lo sé, que sueño y pienso y ebria te escribo pensando en ti.
Y yo qué sé, no soy nadie, soy tanto que desconozco, tanto que atormenta, tanto que deseo.
Y pienso en ti, querría mirarte, besarte a los ojos, mirarte los labios, tocarte y sentir que me deseas. Pensar que soy deseada, sentir tu deseo en mi piel, y querría aprender sobre tu cuerpo quiénes somos o lo que sea.
El temario se decidirá a posteriori.
Pero ya no hay más.
He llegado de casualidad y me ha gustado mucho esta entrada de blog. 🙂
Transmites una fuerza tremenda y una vitalidad inmensa con tu juventud. Enhorabuena por tus escritos. Salud y suerte en tu carrera universitaria y en la vida. Un saludo desde Zaragoza