Me irrita saber más de salud sexual que mucha gente que se dedica a la ginecología: y es que parece que no enseñen ni en ginecología, ni en sexología sobre diversidad sexual el grueso de las ocasiones. Temarios anticuados, universidades conservadoras, ginecólogas que se te ríen en la cara cuando les preguntas cómo no pasar el virus del papiloma a una chica y sexólogos que te dicen que no se puede ser bisexual, que o te tiran más los tíos o las tías (deberíamos presentar quejas contra toda esta gente cada vez que nos enfrentásemos a agresiones tan sangrantes, porque son cosas de salud sexual, de autoestima…). ¡Y estoy harta, muy molesta, y no quiero sentirme impotente!
Por esa presunción de heterosexualidad y ese desconocimiento en diversidad sexual, me fío mucho más de la FELGTB que de foros, blogs o de la sexóloga de al lado de casa que tiene una sex shop feminista especializada en juguetes para mujeres (ésta es otra, estoy esperando a que salga un vibrador con forma de vulva, hartita estoy de tanta forma de pene, con glande y todo). Además, me resulta más que asqueroso comerme el lubricante del condón cortado, y seguro que no soy la única.
Y si la FELGTB saca un informe (aunque tenga cosas anticuadas como recientes descubrimientos del contagio de SIDA entre bollos [link A] [link B]) diciendo que el papel film es una barrera eficaz, pues qué queréis que os diga, me parece una fuente mucho más fiable que el resto, visto lo visto.
Que sí, que será más rompible el papel film que una barrera de látex, pero la gente hetero tiene condones extra finos y sensibles. Yo qué sé qué podría hacerse, ¿unas bragas de látex finitas? ¡Ni idea!
Pero las barreras de látex cuestan el triple que un condón habitual. Yo creo que estas cosas deberían ser gratis, pero a ver quién me escucha.
Considero que lo de las barreras lo une un alucinante interés de 1) lucrarse si quieres comer un coño de manera segura, y si no, «que se jodan las desviadas ésas», 2) un machismo alucinante [«cómo te voy a comer el coño así, sin más, si me puedes pasar cualquier cosa». Ya sabéis que un gilipollas famoso dijo hace meses que tenía cáncer de garganta por comerle el coño a su novia] y, en conclusión, 3) una lesbofobia muy grande, porque el sexo entre gente hetero está muy tratado, y del nuestro ni se habla. La educación sexual, si llega, es heterocéntrica, heteronormativa y basada en pene-vagina (hiper tradicional). Llegan hasta a decir que «para qué usar protección si no nos pasamos nada», que equivale, a mi juicio, al «que se mueran una a una, por no tener una sexualidad heterosexual habitual».
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